06 junio 2007

Prestado
Una de las cosas más divertidas que pasan cuando hay cambio de gobierno –da igual que el equipo entrante sea del mismo partido o de distinto al del que sale- es que algunos de los que se marchan aprovechan para llevarse hasta la lechada de los baños, que lo sé porque me lo ha contado un pajarito. El personal nuevo llega, enchufa el ordenata del anterior y allá no queda ni un archivo, que no se sabe si tenía guardadas las fórmulas de la Coca-Cola, el teléfono de Elle McPherson o links a páginas porno gratuitas. Por no hablar de papeles, que a lo sumo están las instrucciones para subir la persiana. Los detalles son lo de menos: allá no queda nada, tremebundo, como si fueran todos secretos de estado. Lo que menos suele quedar, no obstante, es dinero. El dinero que dejan hasta el inicio del siguiente curso presupuestario suele alcanzar para pagar la luz, la calefacción si hace mucha rasca y poco más. Un ejemplo bien claro lo tenemos estos días con los anuncios que se está marcando la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona que dirige -por poco tiempo- Luis Ibero. Bien, desde hace escasas fechas, Ibero y su equipo están insertando día sí día casi también unos hermosos y caros anuncios en los periódicos locales en los que nos venden lo mejor que pueden las excelencias del servicio de taxi. Desconozco si dicha campaña estaba prevista de antemano, pero déjenme que lo dude, cuando menos. Lo único cierto es que debería aplicarse alguna clase de norma general que impida que aquí cada uno se crea que la pasta es suya y que se la puede gastar como le plazca y cuando le plazca aunque eso suponga que los que vienen detrás no puedan ni boquear, porque no olvidemos que hacer política, entre otras cosas, no es gestionar bien el dinero que te dan, sino el que te prestan.