O así
Mi familia está indignada, faltaría más, porque Juan no ha pasado el corte. Estamos más que hartos de que haya gente que pasa los cortes con total impunidad mientras que a nosotros ni siquiera se nos mira a la cara a la hora de pasar a los cinco finalistas del cartel de San Fermín, sólo porque no tenemos padrinos o ni siquiera madrinas, que ya está bien. Entendemos que somos pequeños y feos, pero no que seamos tan miserables que nuestro Toro Potito ni siquiera haya pasado el corte de los cinco finalistas, porque hay que ver cuánta variedad ofrecen los finalistas, que hay que joderse, que hay que ver la miseria de carteles que ha elegido el jurado, que o es rojo o es blanco o es blanco y es rojo o todo junto o.... . Les dejo con una reflexión, para que vayan aprendiendo: mamá, tengo pis. Eso es todo lo que dijo Juan, pero no lo que dijo su madre: si mi niño no es capaz de ganar el concurso, es que nadie puede. Bueno, es lógico, es su madre. Al fin y al cabo, si no puedes ganar, es que el jurado ha decidido por ti, lo que no deja de ser un alivio, porque la Barcina es lo que tiene, que es una máquina de quitarte problemas, una MacGiver, que te quita las ganas de competir con los demás. Yo no sé ustedes, pero a mi esto de poder votar el cartel siempre me ha parecido una parida de mil pares, porque, en definitiva, sólo vamos a poder elegir entre cinco, cuando al principio por lo menos había más de 500 y teníamos libertad para elegir y había mucha más opción que ahora, que sólo quedan cinco. Bueno, es lo de menos, ahora, como dice Sanz, nos cogemos los 400 euros y nos vamos a cenar y poco más, siempre y cuando el poco más sea más o menos parecido a lo que todos podemos aguantar, que no es otra cosa que un par de viajes en el coche oficial de Sanz. O así.
O O
Mi familia está indignada, faltaría más, porque Juan no ha pasado el corte. Estamos más que hartos de que haya gente que pasa los cortes con total impunidad mientras que a nosotros ni siquiera se nos mira a la cara a la hora de pasar a los cinco finalistas del cartel de San Fermín, sólo porque no tenemos padrinos o ni siquiera madrinas, que ya está bien. Entendemos que somos pequeños y feos, pero no que seamos tan miserables que nuestro Toro Potito ni siquiera haya pasado el corte de los cinco finalistas, porque hay que ver cuánta variedad ofrecen los finalistas, que hay que joderse, que hay que ver la miseria de carteles que ha elegido el jurado, que o es rojo o es blanco o es blanco y es rojo o todo junto o.... . Les dejo con una reflexión, para que vayan aprendiendo: mamá, tengo pis. Eso es todo lo que dijo Juan, pero no lo que dijo su madre: si mi niño no es capaz de ganar el concurso, es que nadie puede. Bueno, es lógico, es su madre. Al fin y al cabo, si no puedes ganar, es que el jurado ha decidido por ti, lo que no deja de ser un alivio, porque la Barcina es lo que tiene, que es una máquina de quitarte problemas, una MacGiver, que te quita las ganas de competir con los demás. Yo no sé ustedes, pero a mi esto de poder votar el cartel siempre me ha parecido una parida de mil pares, porque, en definitiva, sólo vamos a poder elegir entre cinco, cuando al principio por lo menos había más de 500 y teníamos libertad para elegir y había mucha más opción que ahora, que sólo quedan cinco. Bueno, es lo de menos, ahora, como dice Sanz, nos cogemos los 400 euros y nos vamos a cenar y poco más, siempre y cuando el poco más sea más o menos parecido a lo que todos podemos aguantar, que no es otra cosa que un par de viajes en el coche oficial de Sanz. O así.
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