11 abril 2008

Potito

A última hora presenté mi cartel de San Fermín. Como currículo pictórico he de decir que pasé tres años en el estudio del fantástico José Antonio Eslava y su no menos encantadora e igualmente talentosa esposa Isabel Cabanellas. Se conoce que después un día me di un golpe en la cabeza y tengo el honor –junto con mi amigo Kiko- de ser los únicos que suspendimos dibujo en 1º de BUP, tal era nuestra artrosis manual. De ahí que el cartel en realidad lo ha hecho mi sobrino Juan, que tiene dos años. Total, si esto del cartel lo ha ganado Urmeneta, que es un niño grande, por qué no lo va a ganar un niño pequeño. Le hemos llamado Toro Potito, en un claro juego sobre lo que estaba desayunando el chaval, lo que se le cayó a la tela y lo potito que quedó. Ahora nos queda coaccionar al jurado, con amenazas si es necesario. No sé, amenazarles con tragarse todos los homenajes a Sarasate de este año. Una vez entre los cinco primeros, extenderemos nuestras redes para que nos vote el populacho, o sea, ustedes vosotros. A unos les encargaremos que acudan a los ordenadores instalados en la Ciudadela, a otros que voten con móvil, a otros por teléfono al 010 y a otros en la web del ayuntamiento. Y todo eso todas las veces que quieran. Y ustedes dirán: ya, como que van a dejar a una misma persona votar dos veces. Cosas peores se han visto. Tengo un amigo informático que me ha enseñado cómo cambiar la IP del ordenador cuando yo quiera y las veces que quiera, así como falsificar el número del móvil. A nada que esto se lo explique a 30 personas y éstas a su vez a otras 30 Toro Potito gana de calle. Y además hay un arma secreta: el encargado de velar técnicamente por el precepto universal una persona-un voto es también el que controla los semáforos. ¡Barra libre, es la guerra!