La cafetera
La gente ya no respeta nada, ni al Rey, ni al himno, ni los tobillos de Messi –ví a Goikoetxea reencarnado en Amorebieta en la segada a Messi que supuso la falta del 4-1-. Este país, lo que quiera que sea, camina hacia el abismo, ya lo dice Rajoy. Hasta leyendo el libro de Cercas sobre el 23-F se da uno cuenta de que estábamos mucho mejor hace unos años, cuando las cosas se cocían en unos cuantos despachos y cuarteles y no nos enterábamos de ná, supongo que básicamente porque se mangaba a manos llenas y supongo también porque la prensa no era como la de ahora, que están a la que salta. A mi tanto ataque por ejemplo contra el Rey me preocupa, por eso me quedé muy tranquilo el jueves cuando le oí decir a Rajoy que la inmensa mayoría –ha debido de hacer una encuesta que aún no ha visto la luz, como él- de los españoles están con el Rey, con España y con el himno, que incluso fue atacado una vez por el CSD con aquello de ponerle letra, con lo bonito que es por sí solo. Yo es escuchar el himno y me entran unas ganas de defender el Alcazar de mucho preocupar, aunque, bueno, lo mismo me pasa con el Eusko Abendaren Ereserkia o con Els Segadors, que se me pone un cuerpo de Arana y de Tarradellas –qué grandes pizzas- terrible. Muto, prácticamente muto yo con los himnos. Por eso como lo de la final de la Copa me pilló en Tarragona y vi la primera parte en el bar más cutre que encontré en compañía de 4 payeses a cual más viejo que veían la TV-3 no nos perdimos el himno, ni al Rey, ni a España. Nos levantamos y todo, enhiestas las chepas. La pena es que la cafetera –una Faema por lo menos de 1960- se puso a pitar justo al empezar a sonar las notas y nos quedamos sin himno y sin pitada, pero la cara de descojono que tenían los abuelos fue impagable. Un descojono muy español.
La gente ya no respeta nada, ni al Rey, ni al himno, ni los tobillos de Messi –ví a Goikoetxea reencarnado en Amorebieta en la segada a Messi que supuso la falta del 4-1-. Este país, lo que quiera que sea, camina hacia el abismo, ya lo dice Rajoy. Hasta leyendo el libro de Cercas sobre el 23-F se da uno cuenta de que estábamos mucho mejor hace unos años, cuando las cosas se cocían en unos cuantos despachos y cuarteles y no nos enterábamos de ná, supongo que básicamente porque se mangaba a manos llenas y supongo también porque la prensa no era como la de ahora, que están a la que salta. A mi tanto ataque por ejemplo contra el Rey me preocupa, por eso me quedé muy tranquilo el jueves cuando le oí decir a Rajoy que la inmensa mayoría –ha debido de hacer una encuesta que aún no ha visto la luz, como él- de los españoles están con el Rey, con España y con el himno, que incluso fue atacado una vez por el CSD con aquello de ponerle letra, con lo bonito que es por sí solo. Yo es escuchar el himno y me entran unas ganas de defender el Alcazar de mucho preocupar, aunque, bueno, lo mismo me pasa con el Eusko Abendaren Ereserkia o con Els Segadors, que se me pone un cuerpo de Arana y de Tarradellas –qué grandes pizzas- terrible. Muto, prácticamente muto yo con los himnos. Por eso como lo de la final de la Copa me pilló en Tarragona y vi la primera parte en el bar más cutre que encontré en compañía de 4 payeses a cual más viejo que veían la TV-3 no nos perdimos el himno, ni al Rey, ni a España. Nos levantamos y todo, enhiestas las chepas. La pena es que la cafetera –una Faema por lo menos de 1960- se puso a pitar justo al empezar a sonar las notas y nos quedamos sin himno y sin pitada, pero la cara de descojono que tenían los abuelos fue impagable. Un descojono muy español.
2 Comments:
Ya se sabe que el único nacionalismo que no es nacionalismo es el español, se llama coherencia y en todo caso patriotismo.viva españa coño¡¡epaña¡epaña¡
Pues sí, la verdad es que con Gurpeles, Guendulaines y más de 4 millones de parados es una auténtica tragedia merecedora de tener al país en vilo que aficionados radicales no respeten a la grandiosa monarquía nacional. Y es que ya ni las Faemas ... Esto con Patxi no pasaba. (xabi).
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