El futuro

Lunes, de mañana, una cafetería, Sergio Sayas desayunando con Barcina. Martes, de mañana, una cafetería, Sergio Sayas desayunando con Barcina. Martes, 10 de la noche, una tertulia de políticos en una televisión local, Sergio Sayas acude en representación de UPN. Llaman televidentes por teléfono, cada cual con sus argumentos, folias y fibias. Un tal Patxi –o Pachi- comienza a lanzar exabruptos directos sobre la cara de Txentxo Yeti Jiménez y este, impasible, escucha hasta que la moderadora-presentadora hace bien su trabajo y le dice a Patxi –o Pachi- que eso no, que hasta luego. Llama Miren desde Mendillorri y le dice a María Chivite que le ve algo crispada –atacada estaba, diría yo, sobre todo cuando casi gritaba: ¡¡¡nosotros somos la izquierda!!! Me recordaba a La Vida de Brian: ¡Yo soy Brian, y mi mujer también!-. Miren se dirige entonces a Sayas –que se ha pegado toda la noche hablando de lo de siempre, lo que da votos a su partido y lo que seguramente le dijo Barcina en sus desayunos que dijera- y le suelta -más o menos, porque la gente cuando llama se pone algo nerviosa- que es demasiado joven para estar donde está, que ella suele ir al Parlamento –eres una valiente, Miren- y que se ha fijado que Sayas trabajar trabajar no trabaja mucho, que está más pendiente de los medios y del público que de otra cosa. Y que es muy joven, como queriendo decirle –intuyo- que sería bueno probar las durezas de la vida antes de poder ser político profesional. Sayas, que no se esperaba la llamada ni ser aludido así, reacciona como reaccionan los niñatos: se ríe con una sonrisa despreciativa y tontaina, ante una persona que sabe de la vida mucho más que él pero que a la que él considera de alguna manera por debajo, sea cual sea el debajo. Al parecer, Sayas es el futuro de UPN.