Incesante

Con todo, que Felipe y Aznar cobren unos 80.000 euros sin pisar el felpudo de casa para ir fuera “a hacer algo” no es lo más grave. Analicemos lo grave. Por ejemplo, el caso de Aznar. Lo realmente asombroso es que Don Aburrido pida 26.000 euros por una hora u hora y media de conferencia. Casi cuatro millones y medio de las antiguas pesetas por recetar un tostón biblíco con ese gracejo que tuvimos que aguantar durante 15 años, siete en la oposición y ocho en el gobierno. ¿Qué contará Aznar en sus conferencias? Ni idea, pero tiene que ser por lo menos –visto el precio- la solución al cáncer, el verdadero asesino de Kennedy o qué está haciendo ahora mismo Elvis. No sé me ocurre nada lo realmente importante que pueda decir un expresidente como para pegar semejante sablazo. No sé, se desnudará, se comerá 100 huevos duros, algo hará que no nos han contado. Por su parte, Felipe, del que se desconoce su caché como conferenciante, saltó hace poco de nuevo a los titulares con aquella famosa entrevista en la que hablaba de la cúpula de ETA, pero a mi se me quedó más grabado esto: la mayor aspiración que he tenido en mi vida es tener un cacho de tierra mía. Tener un pedacito de tierra (seis u ocho hectáreas) es lo que siempre ha sido una gran ilusión para mi. Felipe llama pedacito a tener 10 veces en tierra el césped del Camp Nou, que es lo que traducido a metros son ocho hectáreas. Coño, para ser un pedacito es bastante hermoso. De ahí que tras mucho negarse anteriormente aceptara los más de 100.000 anuales de Gas Natural, se supone que para ir haciendo bolsa para adquirir el pedacito y ya de paso tiene las tomas de la calefacción medio gratis. Como ha comentado Maragall: “muchos de los ex han hecho de su condición un lucro incesante”. Mejor no se puede decir.