25 febrero 2012

Riesgo



Dijo Anai Astiz, consejero de Vivienda –las viviendas son esas cosas en las que suele haber personas dentro, menos cuando están trabajando, con lo cual cada día hay más personas dentro, y que están encima de lo que son unos trigales en Guenduláin- que el tema de las plusvalías –que es que un señor te dice que lo que compraste por 3 para vender por 5 pues ahora ya lo puedes vender por 10 y entonces tienes que pagar 4- pues que lo paguen los constructores, que están unidos en una empresa llamada Desarrollo Sostenible, que consiste en proyectar 20.000 viviendas en unos trigales ahí como perdidas, más o menos como pongo yo las comas, a mi puta bola y donde caigan. Resumiendo: que ese 1 de diferencia que lo asuman los que van a sacar 6 –o mucho más si la gente trabaja y volvemos a ser muy ricos muchísimo y se nos olvida todo esto, que se nos olvidará, por supuesto- porque la operación es “a su riesgo y ventura”. Nos ha salido poeta, Astiz. Confío en que los consejos tecnológicos que le estaba dando Samuel Caro una tarde de hace tiempo que me los encontré en una tienda al parecer porque Astiz iba a comprar –a su riesgo y ventura, digo yo- algún móvil o alguna cosa guay de esas hayan sido más acertados que los que el propio Caro nos dio a todos cuando éramos ricos –incluido a Astiz, que llevaba la parcela económica del PSN- y que consistía en que los navarros todos a nuestro riesgo y ventura les pagáramos a los constructores unos 100 millones, para empezar a hablar. Confío en que el móvil le funcione bien y no le dé problemas de conectividad y esos temas que a mi se me escapan y que pueda mandar mensajes. Entonces, Astiz no dijo ni anjos de la idea de Caro. Vamos, que el usuario al que usted llama estaba fuera de cobertura. Menudo personal shopper. O como se diga.