22 abril 2012

Qué coño


Estoy dudando entre si pegarme un tiro o pegarme dos. Les leo esto, que aparecía ayer en un periódico digital serio firmado por la agencia OTR/Press, que no sé si OTR son las iniciales de orto o yo qué sé. Digo lo de los dos tiros por si falla el primero, ya que de darme el tiro tiene que ser sí o sí con la emoción que me entra tras ver Corazón Corazón –en la tele pública, antes del Telediario- y ver qué opina la Geina de todo esto, si es que ha tenido a bien venir desde Londres, porque me contó el otro día mi madre que la Geina vive en Londres, que no sabía yo. También me contó –“de fuentes muy fidedignas, txiki”- no sé qué de un reservado y la Sannun –que es una noruega, así rubia, con una boca que, como dice mi rival, si te da un beso te lava el pelo-. Yo el tiro me lo pego después de ver eso, una especie de última voluntad. Les leo lo que aparecía en Orto/Press: sin joyas y con un look totalmente casual y sencillo, como ella misma (sic), la hija de la Duquesa de Alba reconoce que nunca le ha interesado la pomposidad de la alta sociedad y de los títulos nobiliarios. Aquellos y aquellas que no tengan fuentes fidedignas, la hemeroteca del Hola a mano o una madre con un disco duro como el del Pentágono no sabrán que la Duquesa de Alba solo tiene una hija, Eugenia, La sensilla, que hará años calzose al hijo mayor de Carmina, ex de Paquirri, el suegro de la Jessi. Bueno, el tema sería infinito, un agujero negro, acotaré. Moraleja: este país no tiene solución, lo mires como lo mires. Y así está bien, qué coño, a ver si encima que tenemos soles –aunque hace tanto que no sale que igual lo ha privatizao el PP- y playas y geinas en Londres y duquesitas sencillas como ellas mismas vamos a querer seriedad, educación y sanidad. Ni pa Dios. Y al que no le guste, a Noruega, que está alao.