Sonrientes
Desde la ventana de mi casa se ve
el campo 4 del Annapurna. Y desde la cocina, desde el baño, desde el cuarto de
estar, desde donde escribo esto. Lo veo tan nítido que es como si hubiera
estado allí. Creo que he estado. Unas cuantas veces antes de hace 4 años y
muchas más desde hace 4 años. Iñaki Ochoa de Olza llegó hoy hace 4 años a ese
campo 4. Horia Colibasanu también. Horia está hoy en el campo 4. Sé que miles
de personas más están hoy con Horia en el campo 4. En el campo 4 del Kangchenjunga.
Hoy por la mañana intentará llegar hasta la cima. No la pisará, porque dice la
leyenda que allá están los dioses y que si pisas la cima se enfadan. Los
montañeros, por respeto, no la pisan. No sé, aquí abajo nos pisan también
mucho. Por eso estamos en el campo 4 con Horia, con su chica, Andreea, y con su
niño, Mihnea, que suben con él desde casa. Y con su hermano Serban y todos sus
amigos. Iñaki también está con él. Si Horia sube al Kangchenjunga hoy, él e
Iñaki ya habrán subido los 14 ochomiles. Horia me contó en un tren
muertos de risa y pena que lo quería hacer por Iñaki: subir Annapurna y Kang,
los dos que le faltaban a Iñaki. El Annapurna ya lo subió. Algunas personas son
así, ven cosas desde sus ventanas, sueñan sus sueños y los que otros, sus amigos,
dejaron señalados en un camino. Hace 4 años, Iñaki, Horia y el inadjetivable
Alexei Bolotov encajaron una tienda en el campo 4, llamaron a casa, alegres,
sonrientes, y contaron que aquello era el cielo. Iñaki está en el campo 4,
Horia también está en el campo 4, de hecho pasó tanto tiempo en aquel campo que
redefinió el concepto de ser humano. El de hoy es otro campo 4. Pero hoy
por la mañana miraremos por nuestras ventanas, para ver si les vemos a los dos
culminar por fin su sueño, alegres, sonrientes y en el cielo.
3 Comments:
Muy bonito el homenaje.
Un saludo.
Grande Horia (y grande también J. Nagore)
Desde mi ventana se ve a Horia. Siempre se le verá.
Y a Alexei y a los otros. Y a ti, Jorge.
Hoy hace 4 años que se puso enfermo, seguimos echándole de menos, aunque le vemos un poco en ti.
Gracias chavalico.
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