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La educación pública navarra está en manos de un jambo –aunque en realidad está en manos de Barcina, que ayer volvió a insistir en la libertad de elección de centro y bla blablabla blabla- que el 23 de agosto de 2012, hace 14 días, dijo esto. Atentos y atentas –por segregar-: “Estoy convencido de que lo mismo que no se produce una discriminación cuando por razones de edad se separa al alumnado, tampoco existe una discriminación cuando por razones de uso de la libertad de elección de los padres se decide escolarizar y separar pedagógicamente las aulas”. ¿Se han fijado en el detalle? Este tarugo –definición política, no insulto, ya que tarugo es aquel que incluso hace sonrojar a su propio partido con su taruguez- sitúa en el mismo nivel establecer aulas que reúnan a los nacidos en el mismo año natural diferenciándolos de los del año anterior o posterior que establecer aulas que reúnan solo a niños y otras solo a niñas. Es indescriptible (tengamos en cuenta también que en esos colegios tan pedagógicos a las niñas solo les dan clase mujeres y a los niños solo hombres. Esto lo defendió una vez Jesús Mª Ezponda, director El Redín-Miravalles: Creemos que para un varón el mejor referente a la hora de educar es otro varón. Se me revuelve el estómago, joder). Esta completa involución del ser humano con la que llevamos colaborando de nuestros bolsillos desde hace décadas en esta tierra curil y monjil y pacata a más no poder seguramente seguirá –incluso se incrementará si arietes como Barcina y el Fray Iribas este siguen reventando lo público- pero está en manos del PSN ver si se baja los pantalones como en 2009 o de una puta vez hace algo digno. Y aquí entonces no sé por qué recuerdo eso que dice Woody Allen: no tengo ninguna buena noticia que darles, ¿les sirven dos malas?