12 septiembre 2012

Fascio


Sería más barato volver a las raíces –hasta comérselas- y que no hubiera más que alcalde, cura, médico y pareja de la Guardia Civil. Parlamento, ¿para qué? ¿Pagarles? Ni de coña, que tomen las decisiones los que más tierras tengan, los que más vacas, las mujeres que lleven las faldas hasta los tobillos y tengan 8 o 9 hijos con buenos brazos, para las 10 de la noche todos en casa y a cascarla, pero, eso sí, cada uno en su casa que se la pele o se alivie el hormigueo, sin grabarlo ni nada. Esa propuesta de Barcina por algunos sectores tan bien recibida y jaleada –entre ellos Pomés, el de Civismo, una de cuyas trabajadoras escribió hace meses que pagamos muchos impuestos y que si pagásemos menos “tendríamos más para beneficencia”. Qué gente, beneficencia... Son infumables- de desprofesionalizar el Parlamento ahonda en esto: ya mandamos nosotros, no os molestéis y mucho menos cobrando. A mi me parece fantástico que los políticos no cobren. Si no cobra nadie. Pero nadie. Trueque puro y duro. Pero todos. Es que, si el sistema sigue siendo éste, o se revienta entero o estar de acuerdo en que nadie curre por uno es fascista y retrógrado. Un parlamentario de UPN –al estar en el poder- tiene detrás una maquinaria de decenas -centenas- de personas que para una comparecencia o intervención le preparan todo al morro y casi ni se lo tiene que mirar, eso si lo entiende. Uno de un grupo pequeño, si es honesto y ágil, tiene que mirar, analizar, cruzar y estudiar miles y miles de folios al año de decenas de temas diferentes. Cosa distinta es que este Parlamento sirva, pero ojo con los recortes aquí, porque un fascista encubierto es aquel que, aunque se recorte él, recorta también donde más daño le puede hacer al rival para dominarlo. Y dedicar el resto a beneficencia y viva el alcalde.

2 Comments:

Anonymous Soyamaiur said...

Hola.

¡Ganas de leerte de nuevo!

Feliz curso.

10:33 a. m.  
Anonymous esperanza said...

Si la cosa es sencilla. Los partidos políticos son empresas y cualquier cosa que hacen o dicen se explica mediante un razonamiento puramente mercantil. ¿La solución? Listas abiertas, que gobiernen personas, no partidos. Que los sueldos públicos los cobren personas, no partidos en manos de no sé qué barones. ¿Qué no hay gente válida para gobernar? Claro que la hay, pero el sistema de partidos impone un filtro negativo de la población con vocación de servicio. Para llegar a gobernar hay que meterse dentro de organizaciones que son todo menos democráticas, y chupar muchos traseros, y demostrar que se va a ser un alfeñique en manos de la maquinaria mercantil del partido. Hay que abolirlos, ¡listas abiertas ya!

3:37 p. m.  

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