27 septiembre 2012

Selva


Se quejaba ayer –con razón- un amigo de la prensa de que no había policía protegiendo a los pequeños comercios del Casco Viejo del acoso de los cafres habituales que van quemando su puta testosterona canucida y caducada –esto es mío, no del amigo-. Te contaré algo: Nochevieja, calle San Gregorio, cinco de la mañana. Mi rival y yo dormimos en casa por vez primera en años. A esa hora estallan dos bombas. Son bombas, porque se nos mueven las paredes, los pocos cuadros que tenemos, la cama y hasta las pestañas. Me asomo y hay una traca valenciana de unos 20 metros de largo y uno de ancho reventando la calle, mientras centenares de gentes siguen dándole al frasco –muy a favor-, meándose en mi puerta, cagándose en la de al lado, vomitando en la de más allá y dejando todo aquello –bajé a las seis de la mañana a pasear- que el paisaje de Mad Max era bucólico. Esto se repite –con variaciones, lógicamente- muchas noches, con bares que se saltan los horarios de cierre cuando quieren, otros que te ponen la Mahou a 0,60 para que luego en este mismo periódico haya que leer que “revitalizan la calle” –enormes, mágicas las cartas al director posteriores- porque se llena de peña –también a favor- que disfruta del Parque Temático y tampoco se protege a nadie de nada, de nada. Ya, ya sé que somos unos pobres tristes en contra de la diversión ajena, pero juro que en otra vida –en esta ya no- me pienso cocer mismamente un martes de marzo a las tres de la tarde, vestido de San Fermín, montar unos pollos yo solo del carajo debajo de cualquier balcón por ejemplo de Mendebaldea, vomitar hasta el bautizo en cualquier portal y si un solo policía se me acerca diré que estoy revitalizando la calle, el comercio, la ciudad y al propio ser humano. ¿Queremos selva? Pues para todos y libre.

8 Comments:

Anonymous Esperanza said...

Qué crimen más horrible, tener precios populares en un bar. Si cobraran el triple no nos importaría que bebiera la gente a su puerta. El señorío es el señorío...Vaya clasismo. Qué decepción.

7:57 a. m.  
Blogger jorgenagore said...

Jaja, tranquila, vas a la puerta de enfrente y les preguntas por qué la misma marca exacta ellos no la pueden poner a 0,60 salvo que pierdan dinero. Vete, les preguntas y luego me hablas de clasismo y decepción. Precios populares sí, pero para todos.

8:16 a. m.  
Blogger jorgenagore said...

Y me importaría igual. Y no tengo nada contra que la gente beba en las puertas de los bares, dentro o en las azoteas. Tampoco con que haya bares y música, pero sí contra que a mi me obliguen a cuando compro o reformo mi piso me miren hasta los pelos de la escobilla del baño los del ayunta y a bares como La Mandarra de la Ramos no se le obligue a cerrar sus puertas, ni siquiera a tener doble puerta. O a que el chino que ha pillado El Norte no cierre a las noches. O que el tipo del Harp, como dentro hace calor, tenga su puerta abierta toda la noche de marzo a septiembre -ni hablar de la doble puerta-. O que haya habilitado para sus vikingadas un primer piso habilitado para comer pero no para discoteca y la gente cocida salga a fumar a los balcones y yo tenga que tragarme a las 4 de la tarde un sábado el txunda txunda a 600 decibelios. La lista es infinita, así que haz favor de no hablar de clasismo, sino de educación. decepción, anda que no.

8:20 a. m.  
Anonymous Esperanza said...

Con la crisis todos hemos aprendido que el concepto de perder dinero es muy elástico, y que todos sabemos dar más por menos de lo que sospechábamos que necesitábamos para levantarnos de la cama.
Pero iré al de enfrente y le preguntaré como dices; también le preguntaré porque la totalidad de los bares de La Rioja cobran la mitad, y no cierran.
En todo caso cuando he estado tomando mis botellines no he visto nada raro, excepto una sorprendente diversidad de clientela. Algo raro en esta ciudad y muy loable, por cierto.
No me casa que ahora haya acoso institucional, que lo hay, si antes ha habido apoyo institucional, como se insinúa.

8:40 a. m.  
Blogger jorgenagore said...

¿En Logroño te cobran la mitad por una caña? Las decenas de veces que he estado yo no me lo pareció. Mira, a mi la clientela de La Sureña me parece perfecta, como la del Zagit, la del Lambroa, de la del Iru y la de todas partes, pero que no me vendan motos. No es cuestión de ver nada raro, porque no lo hay. Mi texto habla de que salió un artículo en el periódico en el que escribo en el que parecía que habían revitalizado el desierto. Y no. Y tienen esos precios porque son una franquicia -tienen otro local en Pio XII con Iturrama, cruce, es una franquicia nacional- y porque uno de los socios está en el negocio de la distribución de alcohol. Que me parece muy bien, pero si como compras 1.000 te cobran a 0,3 y el de enfrente como compra 100 te cobran a 0,5, el clasismo es eso, eso. Y muchos bares de Pamplona son unos piratas, pero perder dinero es perder dinero, aquí y en Cuba, porque si te venden el botellín a 0,5, no lo puedes poner a 0,6. Reconociéndote que muchos ponen un bar queriendo en cinco años montarse el chalet. Pero yo no hablo de eso. Hablo de que según quien ponga las cosas hay más o menos trabas. Y no me habrás leído que haya apoyo institucional a ese bar, ni que ahora haya acoso. Ahora les meten multas, como antes no se las metían. Digo que en general lo Viejo no está tratado igual que el resto de barrios en cuanto a personal funcionario viendo que el vecindario viva algo tranquilo, al margen de que sea agradable ver movimiento. Y bastante me he extendido para ser tú un anónimo que lo mismo se llama Esperanza que Héctor y que tiene los santos cojones u ovarios de hablar de clasismo, jaja. ale, a cuidarse, saludos.

9:37 a. m.  
Anonymous Esperanza said...

Tienes razón en lo último, gracias por contestar. Aunque imagino que si no quisieras comentarios anónimos tendrías muy fácil impedir que se publiquen en tu blog.

Efectivamente en Logroño te tomas una caña y una ración y te sale por la mitad que en Pamplona.

Pero ahora veo que el problema es que es una franquicia. Con la globalización hemos topado. Pues eso podría abrir un apasionante debate, pero lo que no puede es solucionarse a lo cacique y en detrimento del usuario. ¿No queremos que el mundo cambie? Eduquemos al consumidor, pero no le coartemos ni le forcemos mediante holdings de presión ni pactos de precios encubiertos.

9:56 a. m.  
Blogger jorgenagore said...

Me encantan los comentarios anónimos, otra cosa es que tenga que gastar energía en ellos -tanto para las loas como para las quejas- igual que si supiera quién eres. Lo de Logroño pues te tendré que creer, yo cuando voy tapas no tomo, es que no como entre bebidas:-) Y ya te digo que no tengo ningún problema tampoco en que sea una franquicia, que no sé si no sabes leer, no quieres, no te apetece o qué. He informado de que lo es y de que por tanto puede obtener -por economía de escala, esa que favorece al grande y perjudica al pequeño, puro clasismo- mejores precios. Eso no lleva -ni en mis líneas ni en mi mente- a que pida pactos de precios ni todos a 1,40. El consumidor se educa solo y va donde menos le cobran, como es normal, aunque tenga que pegarse dos horas para perder un cubo birras. Pero negar que pasar de cañas a 1,60 -carísimas- calientes algunas y sin espuma y putopis a 0,60 no es normal es negar la realidad. Ale, en serio, que yo tb estoy a favor de la conservación de la foca monje pero me tengo que pirar. saludos y un placer, en serio.

10:02 a. m.  
Anonymous Txandrios said...

Nuestros derecho deben terminar donde comienza el respeto al prójimo. Y como esta sociedad no respeta más que el dinero, pues en ello estamos. Es lo que tiene el capitalismo feroz que hemos elegido. A jodernos toca. Unos con ruido, otros con precios altos, otros abrasaos a impuestos,...
Salud

12:55 p. m.  

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