‘A must’
Enchufas el Twitter para ver si ya puedes sacar las
tostadas de la tostadora y te encuentras con algo así: acabo de completar
una carrera de 8,33 kilómetros en 38.23. En inglés. Esto lo firma un tipo.
O una tipa. Luego lees más y uno pone no sé qué de forsquare, que viene
a ser que está allá. Ejemplo: estoy meando, forsquare. Y una indicación
de más o menos dónde mea, para que si vas tú cerca elijas otro árbol. Uno, a su
vez, dice que hay que leer no sé que y que hacerlo es a must. Obligado,
quiere decir. Una avisa de que se va a running, no tengo duda de que con
el cachivache ese que le cuenta la distancia y el tiempo y que al instante lo
cuelga en Twitter adosao a la muñeca y que si se para a mear lo mismo
también nos avisa a todos de dónde, por si nos morimos de la curiosidad. O si
se toma un pincho. Contentos deben estar ustedes de que si se cruzan con uno de
estos o estas no les lancen una foto a traición y en una hora –después de que
se duchen, que es a must- está su jeta ahí a la vista de medio planeta,
en forsquare. Si no se está usted hurgando el naso, claro. Las redes
sociales son así, un invento tan divertido como peligroso que, como todo lo que
es divertido y peligroso a la vez, potencia lo que ya había. El obsesivo será
más obsesivo, el cotilla más cotilla, la petarda más petarda y el pijo será
ultrapijo. Luego está la gente normal. No queda gente normal. Nunca la ha
habido, de hecho. Yo el otro día me crucé con una tía que siempre había pensado
que era normal y ahora le ha dado por correr. Justo sabe poner una pierna
delante de otra, pero me dijo que le molaba el running. Así dijo:
molar y running. Tuve que ir a mear, a forsquare. Llevaba todo el
traje de correr, entero, de la misma marca. La dejé tecleando algo y huí a toda
hostia, era a must.
1 Comments:
Hasta la polla de tanto snob.
Salud
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