Jamás
¿Era en Sin Perdón,
verdad, donde Eastwood soltaba aquel discurso inolvidable de que cuando matas a
alguien también acabas con todo lo que podría haber hecho? Era allá, sí, en Sin
perdón. Cuando alguien da positivo, o hay tantas evidencias, testimonios,
papeles, facturas, amigos íntimos –decenas- que te señalan, no matas tu futuro,
matas tu pasado. No solo el tuyo. Matas la emoción que sentíamos cuando veíamos
ganar a ese o a esa, nos haces renegar de aquello. La emoción en el deporte
está basada en la contemplación de personas como nosotros que nos han asegurado
ellos mismos que van limpios y a los que admiramos porque llevan su cuerpo al
límite y nos repiten que lo hacen sin trampas. Es casi seguro que si jamás un
solo ciclista se hubiera dopado en la historia la lista de ganadores del Tour
sería casi idéntica, porque los que ganaron eran muy buenos. Pero cuando te
engañas, me engañas. Te cagas en la ilusión de un chaval que ahora ande en bici
y sueñe con correr el Tour y tal vez ganarlo y tal vez que ese Tour sea el más
rápido de la historia. Te cagas en su ilusión. Hay que perseguirte hasta el
final, así pasen mil años. No es igual que meter un gol con la mano. Eso es un
acto instintivo. Cuando tienes el récord mundial de 800 desde hace 29 años, o el
de 400 hace 27, te ciscas en todas las mujeres que corren ahora, que entrenan
sabiendo negativamente que nunca jamás en su vida batirán el récord del mundo.
Jamás. El atletismo es el único deporte, el único, en el que todo va más lento
que hace 30, 20 o 10 años. Miren todos los demás. Dice Indurain que Armstrong
nunca dio positivo. Ya, es cierto. Al Capone tampoco mató oficialmente a nadie,
lo tuvieron que enchironar por minucias fiscales. Así os cargáis la emoción
pasada, presente y futura. Sin perdón.
4 Comments:
Das en el clavo, Jordi, tenemos la sensación de haber visto una película en la que los héroes eran de mentira y sus hazañas eran de cartón piedra. Hay quien argumenta que la culpa es nuestra, del aficionado, que quería gestas imposibles, ¿no queríais espectáculo? Pues ahí lo tenéis.
Creo que eso es falso, al menos yo no lo pedí, me hubiera conformado con ver subir un puerto y que ganara el mejor...es cierto que la victoria es un negocio y que encima ganaba el que más pasta tenía porque se dopaba más y mejor. Oigan, pero a mí no me echen la culpa, joder, échesela a su codicia, la de Amstrong, la del propio Tour, la de los esponsor. Yo como aficionado me conformaba con dormitar en la sobremesa y ver cómo unos tíos subían y bajaban cuestas y había alguno que subía más rápido.
Induráin ¿por qué no te callas? Reconozco que habrá cierta omertá para proteger a ciertas figuras, pero torres más altas han caído. Yo, por el momento, defiendo tu curriculum hasta que se demuestre lo contrario. Al menos jugaste con las misma reglas de juego.
(En eso envidio a los yankees, los tramposos no tiene cabida en el olimpo de los héroes, por muy grandes que hayan sido (como le pasó a Marion Jones) y no les duelen prendas en romper a martillazos sus pedestales.
Gracias a los dos.
No me gusta el deporte y no logro comprender que despierte pasiones, muchísimo menos cuando se ve desde el sillón, pero os he leído a ambos y he sentido el sentido de admiración y pasión que puede trasmitir.
Y bueno, no he cambiado de opinión: el deporte me parece un rollo, pero puede resultar algo popero ;)
En la realidad los malos tienen armas tan buenas y potentes, o más, que los buenos para lograr sus fines. De ahí que no lo pillaran en su día.
Salud
Muy bueno el artículo, muy acertado. De lo más interesante que he leído en mucho tiempo.
Publicar un comentario
<< Home