No, sí, no, sí
Para los que tenemos la desgracia de ser fumadores, fumarse el primer cigarro del día tras tomarse un buen café (el desayuno de los hombres, je, je, café y truja, vean la excelente película de Jim Jarmusch Coffe and Cigarettes) mientras se lee el periódico es algo incomparable. A mí me pasa, supongo que como a muchos, que el café de casa no me sabe tan bueno como el de máquina, aunque lo sea, así que este rito es diario y, hasta hace poco, mejor en panadería-cafetería, con esa mezcla de olor a café, pan y bollo. Pero pasó que, con esto de la ley, todas se lanzaron a la carrera de la prohibición, cuando había algunas que, por tener licencia de cafetería, podían o creían que tenían opción a dejar fumar. Pasó que una franquicia panadera, la más importante de Navarra, tomó la decisión, todos a una, de prohibir el tabaco en sus 76 establecimientos, la gran mayoría de ellos con licencia de cafetería. Me parece muy bien. Pero hete aquí que un alto porcentaje de la clientela se les había ido a tomar viento viciado y algunos han decidido volver a colocar los ceniceros, no por que haya alguna laguna en la ley al respecto, que la hay, ni porque desde Salud Pública les hayan dicho que todavía no van a empezar las inspecciones y sanciones, que se lo han dicho, sino por que los fumadores, que a su vez somos excelentes consumidores de café, así volveremos al redil. Pues conmigo que no cuenten. Para el pan, por supuesto, pero para el café y el truja, ni harto vino. Porque esta estrategia demuestra que, si no éramos importantes hace 20 días, tampoco lo queremos ser ahora y, a lo hecho, pecho. Y por que también evidencia una clara falta de respeto a los que no fuman, a los que no se les puede andar toreando con el cartelito cada dos días según la dirección del viento.
Para los que tenemos la desgracia de ser fumadores, fumarse el primer cigarro del día tras tomarse un buen café (el desayuno de los hombres, je, je, café y truja, vean la excelente película de Jim Jarmusch Coffe and Cigarettes) mientras se lee el periódico es algo incomparable. A mí me pasa, supongo que como a muchos, que el café de casa no me sabe tan bueno como el de máquina, aunque lo sea, así que este rito es diario y, hasta hace poco, mejor en panadería-cafetería, con esa mezcla de olor a café, pan y bollo. Pero pasó que, con esto de la ley, todas se lanzaron a la carrera de la prohibición, cuando había algunas que, por tener licencia de cafetería, podían o creían que tenían opción a dejar fumar. Pasó que una franquicia panadera, la más importante de Navarra, tomó la decisión, todos a una, de prohibir el tabaco en sus 76 establecimientos, la gran mayoría de ellos con licencia de cafetería. Me parece muy bien. Pero hete aquí que un alto porcentaje de la clientela se les había ido a tomar viento viciado y algunos han decidido volver a colocar los ceniceros, no por que haya alguna laguna en la ley al respecto, que la hay, ni porque desde Salud Pública les hayan dicho que todavía no van a empezar las inspecciones y sanciones, que se lo han dicho, sino por que los fumadores, que a su vez somos excelentes consumidores de café, así volveremos al redil. Pues conmigo que no cuenten. Para el pan, por supuesto, pero para el café y el truja, ni harto vino. Porque esta estrategia demuestra que, si no éramos importantes hace 20 días, tampoco lo queremos ser ahora y, a lo hecho, pecho. Y por que también evidencia una clara falta de respeto a los que no fuman, a los que no se les puede andar toreando con el cartelito cada dos días según la dirección del viento.
4 Comments:
Clarividente, Nagore, que eres un clarividente!
Como no fumador, agradezco tu opinión al respecto, llena de sentido común. A menudo, me da la sensación de que los fumadores son las personas más egoistas del mundo. Llevo los más de treintaypico años de mi vida soportando el asqueroso y venenoso humo de los fumadores (perdón por lo contundente), y se cuentan con los dedos de la mano los que me pidieron permiso o preguntaron si me molestaba. Por eso, es de agradecer tu coherencia, viniendo de un fumador.
Andas lento de entendederas. Para nuestro foral TRUST PANADERO, "la pela es la pela".Yo lo sabía mucho antes de que se pomulgara la ley antitabaco. Yo no como pan hace mucho tiempo.
Me da mucho asco el hecho de que se haga pan, aunque sea precocinado, y frente al horno pueda quedarse un jicho cualquiera dale que te dale al Bisonte, al Jean o al Celtas con o sin boquilla. Si quiero comprar pan ahumado que lo vendan en los estancos. Y, por cierto, la dependienta que introduce el pan en el susodicho horno momentos antes despacha periódicos, vacía el café usado de las cafeteras y mil y una guarreridas más que no recuerdo. Boicot a las Tabernas y similares.
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