27 enero 2006


Vaya paquete

Ayer hice un hallazgo espectacular: ha bajado el tabaco. ¿Lo sabían? ¿A qué no? Pues lo descubrí yo, con estas manitas y mi tricotar. Si ustedes no fuman, pues les dará igual, como, un suponer, me importaría a mí que bajara la ópera. Pero a mí me dio un subidón. A lo que iba. Hice ese descubrimiento yendo como iba en plena calle y, como soy tímido, no paraba a la gente para contárselo de milagro, con esa alegría que le entra a uno cuando ha descubierto la piedra filosofal, la canción del siglo (aunque todos sepamos que la canción del siglo es Visions of Johanna) o un bar donde no haya un solo disco de Ajelandro Sanz y sus derivados. Y no me refiero a esa bajada del tabaco que ha llevado a cabo Philip Morris, qué va, de eso se enteró cualquiera. También de que Altadis, por su parte, subió el precio de sus paquetes, a partir de ayer más caros de conseguir que los de los maromos de Pasión de Gavilanes (me dice mi rival que ya no lo echan. Da igual. Yo es que a esa hora veo los documentales de la BBC, como Fungairiño. También veo los resúmenes de Gran Hermano, pero eso no se lo cuento a nadie, que soy un intelestual). De lo que me enteré yo es que mi marca de cigarros se hace trampas a sí misma. A saber, el paquete de 20 cuesta 2,40 euros en el estanco. El de 10, 1,20. En ambos casos, a 12 céntimos el cigarro. Pero entré en un estanco, me dieron sin querer uno de 19 (sí, venden de 19, cualquier día nos venden 11 huevos) y me cobraron 2 euros. Pregunté si estaba bien el precio y me dijeron que sí. Y saqué mis cuentas y me salía cada cigarro a 0,105 euros, lo que, a un consumo de 20 cigarros al día, me supone un ahorro de 106 euros al año. Y me compré 385 paquetes de 19 (y me sobran 15 trujas, pa los malos ratos). Si es que el que no ahorra es porque no quiere.