Tapones
Vaya nochecita la del viernes, ¡cómo caía eh! Caía tanto que, a fuerza de oír las gotas estamparse contra las tejas que tengo medio metro por encima de la cama, abrí el ojo a eso de las tres de la mañana, me lo quité, lo dejé dentro del vaso junto a la dentadura postiza y fui a hacerme un café (es que si hago el café con el ojo puto puesto se me empaña, por el vapor. Y me llora. Es una mierda de cristal, pero muy sensible). Y así, todo uniojo, me hice un café que levantaba la txapela y me desvelé del todo. Opciones: a) pillarme otra batidora en la teletienda. Descartado. Finales de mes. b) leer algo. Descartado. Ojo en el cuarto, rival durmiendo, mucho ruido, no tentar a la suerte. c) ponerme las katiuskas, irme a la calle, saltar en todos los charcos que vea y cantar el así gana Indurain. Aceptado por unanimidad. Salgo y, al poco, por delante de mí pasan tres jambos a todo gas con tres antorchas empapadas en bencina. Los Juegos Olímpicos no pueden ser, así que a alguien se le ha debido ir la luz, pienso. Normal, con la que cae. Tras ellos, ya a trote más cochinero, pasan otros tres maromos llevando una tapa de alcantarilla de ésas con forma de yunque. No le encuentro uso, pero mejor que andar drogándose. Acto seguido pasan como exhalaciones otros tres elementos con sprays de pintura en las manos. Definitivamente, intuyo, tiene que ser el Circo Ringling, si no no me lo explico. Me voy de nuevo a casa y llevo desde entonces leyendo y oyendo las declaraciones de unos y otros sobre los hechos, especialmente sobre el lamentable de las antorchas. Sí, es el Circo Ringling. Y parece que ha venido para quedarse, una larga temporada. Tendré que volver a dormir con los tapones puestos. También el resto del día. Y ahora el ojo me tica solo. Normal, con la que cae.
Vaya nochecita la del viernes, ¡cómo caía eh! Caía tanto que, a fuerza de oír las gotas estamparse contra las tejas que tengo medio metro por encima de la cama, abrí el ojo a eso de las tres de la mañana, me lo quité, lo dejé dentro del vaso junto a la dentadura postiza y fui a hacerme un café (es que si hago el café con el ojo puto puesto se me empaña, por el vapor. Y me llora. Es una mierda de cristal, pero muy sensible). Y así, todo uniojo, me hice un café que levantaba la txapela y me desvelé del todo. Opciones: a) pillarme otra batidora en la teletienda. Descartado. Finales de mes. b) leer algo. Descartado. Ojo en el cuarto, rival durmiendo, mucho ruido, no tentar a la suerte. c) ponerme las katiuskas, irme a la calle, saltar en todos los charcos que vea y cantar el así gana Indurain. Aceptado por unanimidad. Salgo y, al poco, por delante de mí pasan tres jambos a todo gas con tres antorchas empapadas en bencina. Los Juegos Olímpicos no pueden ser, así que a alguien se le ha debido ir la luz, pienso. Normal, con la que cae. Tras ellos, ya a trote más cochinero, pasan otros tres maromos llevando una tapa de alcantarilla de ésas con forma de yunque. No le encuentro uso, pero mejor que andar drogándose. Acto seguido pasan como exhalaciones otros tres elementos con sprays de pintura en las manos. Definitivamente, intuyo, tiene que ser el Circo Ringling, si no no me lo explico. Me voy de nuevo a casa y llevo desde entonces leyendo y oyendo las declaraciones de unos y otros sobre los hechos, especialmente sobre el lamentable de las antorchas. Sí, es el Circo Ringling. Y parece que ha venido para quedarse, una larga temporada. Tendré que volver a dormir con los tapones puestos. También el resto del día. Y ahora el ojo me tica solo. Normal, con la que cae.
1 Comments:
``El maestro´´viene a San Sebastian el 11 de Julio,espero que estés tan contento como yo por la noticia.
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