20 mayo 2006


Para todos

No seré yo el que le diga a Ripa dónde mandar a sus sabuesos, que para eso son sabuesos, para que no haga falta que nadie -ni Ripa- les diga dónde están los huesos. Lo que me resulta curioso –e irritante también- es que siempre busquen los huesos en el mismo sitio, como si fueran setales, y salgas de tomarte un café en Los Burgos (maravilla de bocatas que nos comimos el otro día, oigan, en el antiguo Alemán) y 20 metros más abajo te encuentres en otro bar a los hombres de Harrelson, al propio Harrelson y a TJ subido encima de una fuente de fritos de pimiento, buscando droga, dicen. Hombre, que no pongo la mano en el fuego ni por éste ni por aquel, pero es que se da la circunstancia de que siempre le husmean los bajos a éste mientras aquel sigue metiéndose por el naso el alcanfort y hasta las pastillas de Calgonit por donde Iturrama, San Juan, el Segundo Ensanche, el Primero y las discotecas todas que en la urbe son. Pero como en lo Viejo parece que somos más drogadistos –supongo que para paliar el infernal ruido de las obras eternas- y que, como todo el mundo bien sabe, en el resto de la ciudad nadie se droga, ni trapichea, ni va a establecimientos de luces rojas y copa a 20 euros, pues somos los únicos elegidos. Y que digo yo que si la causa –y el resultado- lo merecen, pues no seremos nosotros quienes nos quejemos, en tanto en cuanto son bares y vecinos los que más están peleando contra el tema, pero a ver si dejan de mirar ya sólo en un sitio porque así sólo se consigue que cuando el chaval de 15 le dice a la madre que va para allá a echarse un frito la madre le diga que no, que allí encuentran droga, a veces. Claro, a veces –sólo a veces- se encuentra, pero sólo donde se busca. Y si no hay más remedio que haya redadas, las queremos para todos, que ya vale.