13 diciembre 2006

Missing

Lo que más me sorprendió al ver las imágenes y fotografías del fiambre de Pinochet es que el muy calavera ¡tenía papo! Tenía casi más papo que Maradona, que parece ser que ha vuelto a las andadas. Esto es, el tío se murió en su cama y además gordo, lo que es casi un milagro cuando se ha pasado de los 90 años y, por supuesto, un insulto doble, morirse en la cama después de haber dado tantos pasaportes y morirse gordo en un país fundamentalmente pobre, pero vamos, es lo que hay con esta gente, que nace de pie, sigue de pie y se muere más ancha que larga. El cachondo de Fraga, que viene a ser de la quinta –a todos los niveles-, declaró que “pudo cometer algunos excesos, pero dejó un país mejor que el que se encontró”. Esto es, dejar algo mejor de lo que te lo encontraste es para el señor Fraga –también senador y, a este paso, también vitalicio- cuando menos un justificante que tal vez no exima de unos excesos –nótese el léxico, excesos- pero sí una trayectoria política, así, en general. Lo preocupante es que ésta visión que tiene Fraga de las cosas sigue teniendo muchísimos adeptos por todas partes, que no dudan en asegurar que cuando se limpia la mierda al final no le queda más remedio a uno que pringarse un poco y que lo mal que estaba Chile y lo mejor que lo dejó. Tiene huevos el asunto, que se pueda respaldar un golpe militar y hasta a la DINA tan sólo por el resultado macroeconómico de 20 años más tarde. Me recuerda cuando se asegura que sí, que Franco era un dictador pero que no había tanto ladrón ni tanta inseguridad. No te jode, ¡si el ladrón era él y la inseguridad era él, tenía el monopolio! No, en serio, a ver si van palmando estos retales –Fidel incluido- y podemos volver a ver Missing como un lejano aunque doloroso recuerdo de algo que ya no sucederá.