El que avisa
La verdad es que da gusto compartir o haber compartido espacio y tiempo con mentes clarividentes, con personas e instituciones que, con su solo talento y visión, consiguen que nuestras vidas sean más intensas, inteligentes y esperanzadoras. No sé, gente como Asimov, Barbacid o Irache. No, no el Monasterio de Irache, sino la Asociación de Consumidores, que ayer inventó la rueda. ¿Y eso?, se preguntarán. Pues muy fácil. Porque envió una nota de prensa en la que, como Nostradamus en su mejor forma, advertía que “la cuesta de enero puede ser muy complicada para muchas familias”. Siglos y siglos de evolución nos han traído hasta aquí, hasta el punto de que una institución como la que nos ocupa acumula tanto saber, intuición y experiencia que está en disposición de poder advertirnos de cosa semejante, absolutamente inesperada. Y no sólo está en disposición, sino que además lo hace, avisa a sus conciudadanos. Yo en cuanto lo leí empecé a llamar a mi abuela, a mi madre, a mi suegra, a mis amigos, puse una nota en la escalera. Todos me lo agradecieron mucho. “¿Y cómo te has enterado”, me preguntó la del segundo. “Tengo contactos”, le respondí, “y ve con cuidado, no cortes los cachos de pan muy anchos, que luego se pierden”. Porque no sólo hay que defender al consumidor –cosa que estoy seguro que Irache hace estupendamente-, hay que prevenirle, claro que sí, ante los posibles giros del destino. En la misma nota, Irache pedía “moderación de los precios a los empresarios”. Aún no he estado en la calle, pero seguro que el pan lo han bajado a 0,10, la caña a 0,25 y las hipotecas al 1,15%: “dame tres personales a 25 años y una a 10. Sí, sí, para llevar. Me las envuelves para regalo”. Impaciente aguardo la próxima profecía. Por cierto, hoy es viernes. De nada, a mandar.
La verdad es que da gusto compartir o haber compartido espacio y tiempo con mentes clarividentes, con personas e instituciones que, con su solo talento y visión, consiguen que nuestras vidas sean más intensas, inteligentes y esperanzadoras. No sé, gente como Asimov, Barbacid o Irache. No, no el Monasterio de Irache, sino la Asociación de Consumidores, que ayer inventó la rueda. ¿Y eso?, se preguntarán. Pues muy fácil. Porque envió una nota de prensa en la que, como Nostradamus en su mejor forma, advertía que “la cuesta de enero puede ser muy complicada para muchas familias”. Siglos y siglos de evolución nos han traído hasta aquí, hasta el punto de que una institución como la que nos ocupa acumula tanto saber, intuición y experiencia que está en disposición de poder advertirnos de cosa semejante, absolutamente inesperada. Y no sólo está en disposición, sino que además lo hace, avisa a sus conciudadanos. Yo en cuanto lo leí empecé a llamar a mi abuela, a mi madre, a mi suegra, a mis amigos, puse una nota en la escalera. Todos me lo agradecieron mucho. “¿Y cómo te has enterado”, me preguntó la del segundo. “Tengo contactos”, le respondí, “y ve con cuidado, no cortes los cachos de pan muy anchos, que luego se pierden”. Porque no sólo hay que defender al consumidor –cosa que estoy seguro que Irache hace estupendamente-, hay que prevenirle, claro que sí, ante los posibles giros del destino. En la misma nota, Irache pedía “moderación de los precios a los empresarios”. Aún no he estado en la calle, pero seguro que el pan lo han bajado a 0,10, la caña a 0,25 y las hipotecas al 1,15%: “dame tres personales a 25 años y una a 10. Sí, sí, para llevar. Me las envuelves para regalo”. Impaciente aguardo la próxima profecía. Por cierto, hoy es viernes. De nada, a mandar.
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