Congelado
Ya estamos jodiendo otra vez, Sanz y yo, no entre nosotros, ¿eh? Yo porque aquí ando de nuevo limándome las uñas y Sanz porque allí anda proponiendo soluciones a la crisis económica que ya existían antes de la primera revolución industrial, ya saben, esa solución que consiste en casi congelar el salario de los trabajadores, no vaya a ser que nos hagamos de oro, los trabajadores, y nos dé por comprarnos un monovolumen, un piso en la costa o acciones de Iberdrola. Es cojonudo Sanz, un producto de nuestro tiempo, no obstante. Un tipo que cuando vienen bien ni se inmuta despilfarrando en exposiciones, invirtiendo en bolsa o abriendo más y más sociedades públicas y que cuando vienen mal tampoco pestañea en pedirnos a todos que no pidamos lo que nos corresponde y que no es sino una parte mínima de lo que constructores, inmobiliarias, promotores, intermediarios, distribuidores o bancos se embolsaron a nuestra costa sin que ni él ni nadie -y mucho menos el langa de Zapatero- dijera ni esta boca hay que cepillarla. Somos ese tipo que cuando llega el verano y sale el sol ve cómo los nuevos ricos cogen las bermudas y se van a dorarse y a tomarse cocolocos mientras él busca las sombras por los parques y que cuando llega el invierno y las lluvias ve cómo los nuevos ricos se tapan de la tormenta con los paraguas que compraron en Cancún un día de agosto que les cayó una tromba mientras él busca el cobijo por los parques. Y es que ya dicen que con esto del cambio climático casi ya no se distinguen unas estaciones de las otras, aunque para unos más que para otros. Cuando los papás tienen tela se van de cena y poco más con 400 euros y al niño le dan un duro para palotes y cuando no tienen se van de cena y poco más con 200 euros y ni palote pal niño ni ostias. Muy innovador, Sanz, muy bien visto.
Ya estamos jodiendo otra vez, Sanz y yo, no entre nosotros, ¿eh? Yo porque aquí ando de nuevo limándome las uñas y Sanz porque allí anda proponiendo soluciones a la crisis económica que ya existían antes de la primera revolución industrial, ya saben, esa solución que consiste en casi congelar el salario de los trabajadores, no vaya a ser que nos hagamos de oro, los trabajadores, y nos dé por comprarnos un monovolumen, un piso en la costa o acciones de Iberdrola. Es cojonudo Sanz, un producto de nuestro tiempo, no obstante. Un tipo que cuando vienen bien ni se inmuta despilfarrando en exposiciones, invirtiendo en bolsa o abriendo más y más sociedades públicas y que cuando vienen mal tampoco pestañea en pedirnos a todos que no pidamos lo que nos corresponde y que no es sino una parte mínima de lo que constructores, inmobiliarias, promotores, intermediarios, distribuidores o bancos se embolsaron a nuestra costa sin que ni él ni nadie -y mucho menos el langa de Zapatero- dijera ni esta boca hay que cepillarla. Somos ese tipo que cuando llega el verano y sale el sol ve cómo los nuevos ricos cogen las bermudas y se van a dorarse y a tomarse cocolocos mientras él busca las sombras por los parques y que cuando llega el invierno y las lluvias ve cómo los nuevos ricos se tapan de la tormenta con los paraguas que compraron en Cancún un día de agosto que les cayó una tromba mientras él busca el cobijo por los parques. Y es que ya dicen que con esto del cambio climático casi ya no se distinguen unas estaciones de las otras, aunque para unos más que para otros. Cuando los papás tienen tela se van de cena y poco más con 400 euros y al niño le dan un duro para palotes y cuando no tienen se van de cena y poco más con 200 euros y ni palote pal niño ni ostias. Muy innovador, Sanz, muy bien visto.
4 Comments:
Bienvenido, ¿o valdría decir bienvuelto?. Un placer poder contar con leerte cada día.
Hola tronk.Nos vemos. Sal.
Ongi Etorri / Bienvenido
Aqui estamos de nuevo, esperando con impaciencia tu vuelta.
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