18 octubre 2008

La pinza

Recordemos hace unos años cómo se nos decía que Anguita hacía la pinza. La pinza consistía en que si le decías que sí al PSOE eras un colaboracionista, eras Petain o peor. Si le decías que no a la pinza, eras Goebels o cómo se llame el delantero del Bayern de Munich. Ahora, en cambio, no pasa nada, si eres de UPN o del PP es lo mismo, lo importantes es pillar cacho, poder decirle a tu madre que estás en la primera línea de parrilla. Es tremendo esto de la política, es una subasta. Sanz le dice a Del Burgo que ya se puede ir buscando la vida, que a los 67 años que tiene es hora de que se cubra las espaldas. Es tremendo, alguien en el paro. Del Burgo, por su parte, no está dispuesto a tragar con lo que dice Sanz, y, por lo tanto, clama al cielo. El cielo, por su parte, no tiene intención alguna de irse de rositas y seguirá aquí hasta que haga falta. Es lo mismo. Los que no confiamos ni en unos ni en otros no sabemos ya qué hacer. Da igual. Vamos allá:

De nada sirve sentarse

y preguntarse por qué, nena,
además no importa,
y de nada sirve sentarse
y preguntarse por qué, nena,
incluso si no lo has hecho nunca;
cuando el gallo cante al despuntar el alba
mira por la ventana, y me habré ido,
tú eres la razón de que siga mi viaje,
pero no lo pienses dos veces, está bien.