23 octubre 2008

Mucho listo

Nunca le perdonaré a Sanz lo que nos ha hecho. Y no hablo de irse a Argentina, que ha sido llegar él y comenzar a producirse las nacionalizaciones y que se hunda otra vez el IBEX, cuando por todos ustedes es sabido que poseo acciones en ese parqué, en concreto soy el que lo limpia por las mañanas y con tantos miedos los brokers me lo dejan lleno de orines como de los que habla Txumari Alfaro. Ni siquiera le echo en cara que haya designado como sucesora a Yolandamari –tiene que estar agotada de tanto ir de una orilla a otra. Por cierto, ¿mientras se dedica a salonear, quién se encarga de Pamplona?- y que, previsiblemente, nos haya condenado a muchos años más de barcinato aderezado por los palmeros del PSN –Por Sus Nóminas-. No, esto son migajas comparado con lo que ha permitido: que Del Burger vuelva a la arena. Del Burger se retiró no hace medio año y en lugar de recogerse en su madriguera y dedicarse a sus best-sellers –aunque todos sabemos que el mejor sellers fue Peter- lo tenemos a todas horas en la prensa, amenazando con que será él y sólo él el encargado de refundar el PP en Navarra. No hay manera humana o animal o vegetal de deshacerse políticamente de este hombre, de que nos deje de una vez en paz con sus filias y con sus fobias. Y no es que a mi particularmente me moleste. Es por él, es por él, por la lástima que me produce ver cómo un congénere dedica toda su vida a lo mismo, a extender el miedo por doquier, a limaquear por los despachos para seguir en la brecha, a malgastar sus obvias habilidades en asuntos tan pequeños como la clase de política a la que él se dedica. No sé, en el fondo este tipo de gente, sea del partido que sea, me produce una profunda pena. Pero a Sanz, que es mucho listo, le viene de perlas, por contraposición, tenerlo enfrente.