Salud
Lo del dopaje lleva camino –si no es que ya lo es- de convertirse en una plaga descomunal. La última ha sido el positivo por EPO de última generación del austriaco Kohl, tercer clasificado en el pasado Tour de Francia, positivo que se suma a otros seis registrados en la ronda francesa, entre ellos los de ilustres veteranos como Beltrán y Piepoli, por no hablar del deslenguado Riccó. En atletismo, como hay miles de atletas y por tanto muchos de ellos no son tan conocidos como los ciclistas, el goteo es incesante y, como pasa cuando un país se desmembra y pasa a acoger seis o siete nuevas naciones, los libros de historia del deporte se van rehaciendo constantemente, ya que hay casos que se han destapado bastantes años después. El último en ser señalado bajo el dedo acusador es nada más y nada menos que una de las grandes estrellas de Pekín 2008, el jamaicano Usain Bolt. Y el que lo acusaba de no seguir un régimen de controles antidopaje suficiente era el venerado por muchos Carl Lewis. Lewis, que algo de esto sabe, no da crédito a las exhibiciones de Bolt y éste último se defiende argumentando que todos los controles que le han hecho han resultado negativos. Lo mismo podría decir Beltrán, que a lo largo de su vida los ha pasado a miles. ¿Se ha dopado Beltrán solamente esta última vez o lleva años haciéndolo? Es francamente desalentador sentarse a contemplar una prueba y en cuanto algo se sale del guión tener la lógica sospecha de que allí hay gato encerrado. La última ha sido la desaparición de 300 muestras de otros tantos atletas que estuvieron en Pekín 2008 y a las que se le iban a aplicar las últimas técnicas en detección. En medio de todo esto, reaparece Armstrong, al que muchos acusan tramposo ya desde 1999. Menos mal que dicen que el deporte es salud.
Lo del dopaje lleva camino –si no es que ya lo es- de convertirse en una plaga descomunal. La última ha sido el positivo por EPO de última generación del austriaco Kohl, tercer clasificado en el pasado Tour de Francia, positivo que se suma a otros seis registrados en la ronda francesa, entre ellos los de ilustres veteranos como Beltrán y Piepoli, por no hablar del deslenguado Riccó. En atletismo, como hay miles de atletas y por tanto muchos de ellos no son tan conocidos como los ciclistas, el goteo es incesante y, como pasa cuando un país se desmembra y pasa a acoger seis o siete nuevas naciones, los libros de historia del deporte se van rehaciendo constantemente, ya que hay casos que se han destapado bastantes años después. El último en ser señalado bajo el dedo acusador es nada más y nada menos que una de las grandes estrellas de Pekín 2008, el jamaicano Usain Bolt. Y el que lo acusaba de no seguir un régimen de controles antidopaje suficiente era el venerado por muchos Carl Lewis. Lewis, que algo de esto sabe, no da crédito a las exhibiciones de Bolt y éste último se defiende argumentando que todos los controles que le han hecho han resultado negativos. Lo mismo podría decir Beltrán, que a lo largo de su vida los ha pasado a miles. ¿Se ha dopado Beltrán solamente esta última vez o lleva años haciéndolo? Es francamente desalentador sentarse a contemplar una prueba y en cuanto algo se sale del guión tener la lógica sospecha de que allí hay gato encerrado. La última ha sido la desaparición de 300 muestras de otros tantos atletas que estuvieron en Pekín 2008 y a las que se le iban a aplicar las últimas técnicas en detección. En medio de todo esto, reaparece Armstrong, al que muchos acusan tramposo ya desde 1999. Menos mal que dicen que el deporte es salud.
1 Comments:
Desde luego los que tenemos hijos vamos a preferir que salgan por las noches antes que se pongan a practicar un deporte como el ciclismo o atletismo,parece que hay mas droga en los vestuarios que en los bares.Ya me veo diciendole a mi hija, deja a las amigotas del equipo de ciclismo y vete por ahí de zuritos.agur
Publicar un comentario
<< Home