Querido diario
Mami estuvo en Pamplona. Vino estresada, que había mucha gallina para tan poco corral, ésas fueron sus palabras. Yo, de verdad, no le entiendo, ni eso que dijo ni casi nada de lo que dice, porque en casa parece una y cuando la veo en la tele parece otra, tan poco ella. Debe de ser por el trabajo que tiene, que es muy esclavo. Eso le oigo decir mucho, que tiene un trabajo muy esclavo. Pues vaya mierda de trabajo. Yo, en mi infancia que aún disfruto, esto no lo entiendo, eso del trabajo esclavo, creía que la gente trabajaba en lo que le gustaba y si no te gustaba lo cambias y ya está, ¿no? Sobre todo si tienes posibles, vamos, que no tienes hipoteca. Mami no tiene hipoteca y tiene un armario que cabe dentro medio Alto Volta. El mundo al revés. Mucha gallina y poco corral. Eso dijo. Como aún no he cumplido 4 años, no puedo –por protocolo, tengo a un cabrón de protocolo todo el día merodeando, ¡búscate una vida, pesao!- verbalizar mis pensamientos en público, ni oral ni digitalmente, así que lo hago en este mi diario, que venderé por entregas cuando necesite liquidez. Pero en cuanto los cumpla se lo pienso decir, que no se ha hecho la revolución para que me venga ahora con una frase tan machista, tan de hombre. Ni tampoco para que dijese que “volver a Navarra es volver a casa”. Qué mentirosaaaaaa. Mamá, coño, si pareces uno de esos cantantes de rock de tres al cuarto que se ponen la camiseta de Osasuna para hacerse los guays en el concierto, y al día siguiente la del Logroñés, la del Zaragoza. Mujer, un poco de saber estar. Y luego eso de “tierra abierta, dinámica y solidaria”. Vaya discurso, vaya vacío, qué sarta de tópicos huecos que lo mismo valen para millones de lugares. No me extraña que se estrese, toda la vida leyendo lo que escriben otros, menuda revolución.
Mami estuvo en Pamplona. Vino estresada, que había mucha gallina para tan poco corral, ésas fueron sus palabras. Yo, de verdad, no le entiendo, ni eso que dijo ni casi nada de lo que dice, porque en casa parece una y cuando la veo en la tele parece otra, tan poco ella. Debe de ser por el trabajo que tiene, que es muy esclavo. Eso le oigo decir mucho, que tiene un trabajo muy esclavo. Pues vaya mierda de trabajo. Yo, en mi infancia que aún disfruto, esto no lo entiendo, eso del trabajo esclavo, creía que la gente trabajaba en lo que le gustaba y si no te gustaba lo cambias y ya está, ¿no? Sobre todo si tienes posibles, vamos, que no tienes hipoteca. Mami no tiene hipoteca y tiene un armario que cabe dentro medio Alto Volta. El mundo al revés. Mucha gallina y poco corral. Eso dijo. Como aún no he cumplido 4 años, no puedo –por protocolo, tengo a un cabrón de protocolo todo el día merodeando, ¡búscate una vida, pesao!- verbalizar mis pensamientos en público, ni oral ni digitalmente, así que lo hago en este mi diario, que venderé por entregas cuando necesite liquidez. Pero en cuanto los cumpla se lo pienso decir, que no se ha hecho la revolución para que me venga ahora con una frase tan machista, tan de hombre. Ni tampoco para que dijese que “volver a Navarra es volver a casa”. Qué mentirosaaaaaa. Mamá, coño, si pareces uno de esos cantantes de rock de tres al cuarto que se ponen la camiseta de Osasuna para hacerse los guays en el concierto, y al día siguiente la del Logroñés, la del Zaragoza. Mujer, un poco de saber estar. Y luego eso de “tierra abierta, dinámica y solidaria”. Vaya discurso, vaya vacío, qué sarta de tópicos huecos que lo mismo valen para millones de lugares. No me extraña que se estrese, toda la vida leyendo lo que escriben otros, menuda revolución.
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