Andamio

Aquel tío me estaba mirando el culo. No le culpo, yo cuando tengo a alguien a menos de dos metros y va completamente desnudo también me quedo algo perplejo. Si además está bailando al ritmo de Barry White y es de mi complexión, 62 kilos desnudo y 63 vestido, y tiene este par de ojazos verdes que tengo yo, veo hasta normal que cuando me dí cuenta de que me estaba mirando asomara en su cara un cierto arrobo y se apartara. Yo cogí la pantaloneta y me la puse, dejando aún al descubierto mi torso de Biafra y mis piernas hilo dental. Me subí a la cama nido que tenemos en el cuarto del ordenador, abrí la ventana semi-horizontal que hay en el tejado –vivimos bajo tejado- y dije: ¿quién eres? Es una pregunta normal cuando acabas de ver a alguien asomado al cristal de la ventana del tejado de tu casa, que te acaba de ver el culo, la pelota izquierda, la derecha, el miccionador o chorra, tu movimiento pélvico al son de Barry White y hasta el fondo de ojo. Soy el que está revisando los medianiles, me contestó, con acento portugués. Vaya trabajo cabrón, pensé, anda y qué no habrá visto éste en su vida, recién desayunao. Bueno –dije-, pues vale, no sé qué son los medianiles, pero una cosa te digo, como se joda una teja y nos caigan goteras habrá jaleo, así que haz el favor de ir con cuidao y la próxima vez que te vayas a subir a mi tejao sin avisar avisa, ¿vale? Como es normal, me dijo que sí, y ahora el jefe de obra de la casa de al lado ya hasta nos avisa y nos ha pedido a ver si pueden poner un andamio en nuestro tejado por seguridad y eso y como somos en el fondo buena gente les diremos que sí. Yo estoy yendo a tomar rayos uva aunque den cáncer y sigo un programa de pesas y cada día bailo mejor, que me gusta tener luz en casa y vete a saber quién se va a asomar a tu ventana.