20 septiembre 2009

Columnas

Escribir columnas es sencillo. Y agradable. En realidad, las columnas prácticamente se escriben solas, al menos en mi caso. Lo único que hay que hacer es tener la cabeza vacía la mayor parte posible del tiempo para que entre alguna idea que pueda llegar a ser merecedora de formar parte de una columna. Eso es lo único difícil, que haya un tema decente que quiera convertirse en columna y que además gane a los demás en la batalla que mantienen dentro de tu cabeza. Los temas relacionados con políticos, desastres, malas gestiones, declaraciones desafortunadas, mala leche, dejaciones y demás asuntos negativos ganan muchas veces la batalla en primer lugar porque ya dije una vez que para escribir cosas bonitas ya está Paulo Coelho y en segundo porque el 95% de cosas hermosas que hacen la gran mayoría de las buenas personas que pueblan el planeta a menudo quedan oscurecidas por las putadas que llevan a cabo ese 5% de cafres o simplemente ineptos que normalmente rigen la sociedad, forman parte de eso que se llama la actualidad o que, sencillamente, aparecen en exceso en los medios de comunicación, incluido éste, ya sea mediante notas de prensa, opiniones, contraopiniones, entrevistas, informes, estadísticas, inauguraciones o meras fotos. Bucear en medio de esa informe masa en la que parece que pasan muchas cosas pero en la que en realidad no cambia nada o apenas nada en ocasiones pone de mal humor. Viene esto a cuento de que tanto mi madre como mi rival, que son de lo que más quiero del mundo, me han dicho últimamente que destilo muy mala leche y tal vez tengan razón, pero que no se preocupen, que esto es solo un trabajo, nada más, y que ya intentaré escribir cosas positivas y graciosas si es que puedo. Algún día encontraré un trabajo honrado, ja-ja.

17 Comments:

Anonymous Anónimo said...

No destilas mala leche, Jorge, destilas lucidez. Y tus comentarios son muy incómodos para otros que sí tienen muy mala leche, pero la ocultan tras falsas sonrisas. Creo que en general lo haces muy bien, y lo siento por tu rival y tu madre, pero gente valiente como tú es la que hace falta. Un abrazo también para ellas.

Tatu

9:26 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Si creo que ha habido un cambio pero entiendo que depende más del tema que trates que de otra razón. De cualquier modo se agradece que alguien por lo menos tenga la oportunidad,y la aproveche, de decirles a toda esa gente que no somos tontos y que nos enteramos de sus chanchullos.
Además estoy tranquilo, porque leído tu artículo sobre Cohen veo que sigues en forma Nagore. Mila esker!!

10:23 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Díles a ambas que mejor así que delinquiendo... Un beso

12:46 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Medicación. Nada más.

12:55 p. m.  
Blogger P said...

Como se te ocurre cambiar atente a las consecuencias.
Pero no te has dado cuenta que es general la cosa, que hay como un estado de irritación y picores que no se va ni con los polvos.
Talco.

10:32 p. m.  
Blogger P said...

Como se te ocurre cambiar atente a las consecuencias.
Pero no te has dado cuenta que es general la cosa, que hay como un estado de irritación y picores que no se va ni con los polvos.
Talco.

10:32 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

(I)

Joder, ¿tan parda se ha liado que ha dado el salto a la realidad del papel con leche? Coño, que esto de lo cíber se lo lleva el viento sin tan siquiera dejar polvo, sin necesidad de abrir los grifos, cerrando las ventanas para que se ventile. ¿Tantos entran por aquí? Será... y yo que pensaba que este rincón era más un txoko sin más aforo que el de un bar de barrio con el futbolín de adorno, un juego de dacas y letras, tomas o pides otra... doble, siempre, no vaya a ser la última; pero ya veo que no.

Pues la verdad es que da vértigo pensar que un poco de gresca a párrafos se quede en el estante de una hemeroteca, para los restos, hasta que venga un historiador toca cojones con las conclusiones escritas de antemano. No sé... suena a tener que peinarse para entrar y ponerse guapo, afeitarse y esas cosas (hoy me ha dado un ataque de dignidad, que ante situaciones excepcionales uno se vuelve medio gilipollas, completando la otra mitad que viene de serie, y la única cuchilla que tenía estaba oxidada), a descolgar el traje de las ceremonias y por no joder, sobre todo a tu madre que no quiere que des la nota, disfrazarte de persona de provecho, que ella no tiene la culpa de nuestras miserias. ¿Se exige zapato de claqué? Un par tengo, pero no se andar con ellos, no me apaño, me quedan grandes. Por su culpa casi pierdo un avión de vuelta a casa una vez en la T4, cuando curraba de mentiroso y ganaba pasta de camelo.

Dios... todos tenemos un pasado, ¿pero tan pronto? Lo digo porque hoy me he comprado el Diario Vasco para leer en el Semanal (coño, que el gesto estaba justificado, y el lugar) la reseña de la biografía que no sé quién ha escrito de Gabo García, García Marqueting (es tan genio que Nasar muere porque lo matamos al leerlo. Acabamos deseándolo. Qué hijo puta...), en la que hablaba de las tres biografías que todos tenemos: la pública, la privada y la secreta. Espero que sólo te hayas sentido tocado en la primera, la verdad, que al mezclar en tu columna la segunda con casi la tercera no me da buen rollo. Alguna forma de pudor fruto de una educación extraña, aunque parezca mentira, se me hace pasta en la boca. Con lo divertido que era esto por lo intrascendente que parecía... o justamente por eso.

Cuando un teléfono fijo te despierta a una hora de babas, ya sabes antes de descolgarlo que no vas a tener ni ganas ni tiempo de echar el primer café, sólo calculas cuántos segundos vas a tardar en coger el coche, y al descolgar, los minutos que te van a hacer falta para poder estar allí. Hoy han sido 83 kilómetros de trascendencia.

3:21 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

(II)

No es saludable conducir fuerte de par de mañana, con tanto radar, para redescubrir que las salas de espera son la misma en todas las partes del mundo, y que las caras de los demás anónimos también aunque nadie nunca podrá ponerse completamente en el lugar del otro, y que el color de la enfermedad te supera, de frente, porque te traspasa. Ese color imposible te recuerda que no tienes ni puta idea de nada, es verdad. Luego los gritos de fondo, algún llanto mudo que brama por los ojos, rojos y ciegos de ira y desorientación, en la persona que tienes enfrente... esperando, el trajín de batas que entran a informar y que todas parecen traer noticias de muerte. Hoy no eran para mí.

La muerte me he dado cuenta que tiene el color blanco de las hojas que se pasan para no mirar a los ojos que son los que tienen el sonido... jodidamente mudo, del desconocido que está de pie escuchando su veredicto: póngase en lo peor. De pie y en una esquina donde se juntan dos pasillos inmensos buscando esperanza entre todos los sinónimos de peor. Lo veo... Si la encuentra sabe que no va a servir de nada, pero no para de darle vueltas.
Los médicos se piensan que todos tenemos la misma familiaridad con la muerte que ellos. Son el pescador que te pasa su captura sin avisar, para que le quites el anzuelo, por primera vez, esperando que no se te escurra, pero te escurres pared abajo, casi desmayado. Soy testigo sin quererlo. Esto es una mierda... ¿Y todos estos que esperan, y yo, de dónde nos sentimos ahora?, pienso. De una burbuja ajena a la realidad que se llama vida, a secas. No hay más. Aquí se queda desnudo todo cristo, y las camisetas se dan la vuelta, y las que quedan del derecho sólo hacen el ridículo. Luego la nada.

En mitad de la luz violeta no hay horas y te sientes culpable de que te digan que ha sido un susto... un susto dicen, al cruzar algunas miradas, por lo que haces lo único que sabes hacer, buscar lectura en el kiosko para no seguir jodiendo más. Leer el periódico sólo por no saber qué hacer con los ojos. Qué cosas.
Luego te vas porque te lo dicen, y te vas porque te lo repiten. Adios... y que se os pase rápido, si lo rápido no es lo malo, o lento o yo que cojones sé que se dice. Que sea para bien lo que sea. Que tengáis suerte o un buen médico que no haya sido un liberado sindical estudiantil.

¿Qué día es hoy? Me siento un marciano.

Conforme bajas, la bruma es un partido de fútbol que deja cabreos por los pasos de cebra y un festival de cine preocupado de que no se empape con la lluvia la alfombra roja. Tengo hambre y sed. En Pagozelai hacen unos bocadillos muy grandes de tortilla de txistorra, a ver si llego... Mañana habrá que volver a nuestra tramoya... o pasado.

Se me ha hecho tarde para llamar a alguien. No me apetece. Ya no son horas.

3:22 a. m.  
Blogger jorgenagore said...

Hay gente pa tó. Hasta hartar.
Abrazos.

pd: ¿qué es el pudor, una marca de baterías de coche? ¿mezclar la privada con la secreta, la pública, la semipensionista? Aquí se mezcla todo desde el principio, hace 4 años ya. Y tan agusto, que es lo que cuenta.

9:32 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Hastiado, periodista frustrado. Y aburrido. ¿No tienes otro plan para los domingos o qué?

9:45 a. m.  
Anonymous PRAVDA said...

Me da que el hastiado es en verdad periodista, no sé si frustrado, pero lo frustrante es vivir esquivando cosas como las que él relata, que son las que de verdad tiene importancia en la vida, y no si la Barcina sube o baja en los ascensores de la Rochapea...
Jordi, de nuevo tengo que estar de acuerdo con tu rival y tu madre, que de letras saben algo...no dejes que la bilis emborrone la pantalla y regresa por donde solías, aunque se te espcape alguna colleja de vez en cuando, hay personas y acontecimeintos mucho más trascendentes que los políticos...esas historias que tu te tropiezas en las esquinas del Casco Viejo son las que a mí me interesan.
Un abrazo.

10:46 a. m.  
Blogger jorgenagore said...

Cómo sois, cómo sois, a unos os gusta poco hecho, a otros más, a otros que les quite el puré y me pones la roqueta del 13, a otros con sacarina, a otros con una nube de leche, con, sin, a medias.

pd: Javiton, ¿vaya final aburrida? Te llamo un día destos -mañana pisbo-, que no tengo verguenza.

11:46 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

En algunos restaurantes, cuando pides un solomillo, te preguntan si lo quieres poco hecho, "socarrao" ó en su punto. Digas lo que digas, al final te lo sirven al gusto del cocinero. Y esto a mi no me parec mal. Si no te conviene, cambia de restaurante. Porque, francamente, si el solomillo es como "il faut", pedirle a un buen cocinero que lo haga "muy pasado", es una provocación.

Pues tu Jorge, lo mismo. Sigue tu camino, que lo haces muy bien. Alguna vez te he dicho que yo contigo paso con frecuencia de la emoción al cabreo, pero yo no cambio de restaurante.

Yo apena conozco a tu madre y a tu "rival". Pero les quiero. Un abrazo para las dos.

5:26 p. m.  
Blogger Social Media Strategist said...

Hola Jorge

Me comenta mi amiga Maite que te gustó mucho el concierto de Leonard Cohen en Bilbao. Me alegro. Pero me debes una cerveza, cuanto menos, y te voy a explicar porqué.

Si te gustó el concierto quiere decir que pudiste ver y escuchar a Mr. Cohen, por lo que deduzco que fuiste una de las personas que por el módico precio de 100 euros os recreasteis en un encuentro diseñado para un teatro. Pero claro, había que hacer bolsa. Si llegan a llevar el concierto al escenario que debía haber sido (insisto, un teatro), las entradas ya no hubieran costado 100 euros sino 300, para hacerse con el mismo montante.

En definitiva, los proletarios que sólo pagamos 70 euros y no pudimos ver mas que sombras allá a lo lejos, y no pudimos escuchar mas que susurros, subvencionamos a los ricos.

¡Manda carayo!

Como soy generosa, y no creo en el café para todos, me alegro que pudieras escuchar y ver al canadiense. Yo, aunque lo intenté, no pude. (y encima a mi alrededor la gente aplaudía: somos una sociedad aborregada que nos dan mierda y encima damos las gracias).

5:30 p. m.  
Blogger jorgenagore said...

Buenas Amaiur, pues yo debí de tener suerte, porque tb pagué 70+4,5 de gastos de tramitación-la entrada más cara que he pagao en mi vida, eso sólo lo hago por Cohen y Dylan (por Dylan vendo la casa), fila 17, asientos 53, 55, 57 y 59, es que fui a comprarlas el primer día, puntual que soy- y al menos yo escuché bien -sin llegar al 9- y vi bien -sin llegar al 8-, así que todo eso que me cuentas -que seguro que es cierto- no me tocó, aunque sí que es verdad que siempre me ha jodido que las tres putas primeras filas paguen 20 euros más y se lleven las babas de los artistas de recuerdo. El que quiera babas, que haga cola a la entrada, pero no que sea una cuestión de pasta.
Pero todo es como se mire, fíjate los valencianos: primero Zaplana, luego Barberá, luego Albelda de capitán, luego Camps y ahora les suspenden el concierto. Y no olvidemos la tratamontana. Ja-ja, es broma. Lo dicho, que yo me fui contento, pero igual fue sólo suerte. Es que los promotores de conciertos no es que sean lo más proletario del panorama laboral, huelen ansiedad y la cobran bien, anda que no -previo paso del cazo por las administraciones públicas, con lo cual te cobran dos veces-.
Un abrazo.

12:03 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

El pudor es la primera nota del violín de Scarlet Rivera en Hurricane.

3:17 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Aupa, Jorge.

La columna que ha suscitado cierta polémica, está muy bien y se entiende perfectamente lo que has dicho.

Si por ahí alguien quiere buscarle una quinta pata al gato, es su problema. Tú dices verdades como templos. No cambies, sigue así.

Y para los que no se han enterado, que se den una vueltica por Luzaide/Valcarlos; por poner un ejemplo bien claro del abandono que sufren los valles pirenaicos.

Un abrazo.

5:21 a. m.  

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