Cultura libre

Mi amigo Jaxinto me va a tener que explicar algún día tres o cuatro cosas, porque yo no entiendo nada de esto de la cultura libre, el copyright, el copyleft y esta cosa que trajo por aquí a un tal Ignasi Labastida, que dijo que “para la mayoría de los que creamos cultura nuestro objetivo no es vivir de ello sino ofrecerla a la sociedad y, además, de manera altruista”. Supongo que esto lo soltó después de meterse un tripi, por supuesto gratuito, que guardaba en su chaqueta, por supuesto gratuita, que dejó en el perchero de un bar donde, por supuesto, te regalan las cañas y los cafés. A mi todo esto me pasma, este mejunge que mezcla a las multinacionales de la cultura con el canon que nos cobran con cada cd virgen y con el escritorcillo o el musiquillo al que le editan un librito o un disquillo y al que, en poca correspondencia, se le paga con suerte un 5, 6 o un 8% del precio de venta al público de la obra que única y exclusivamente él ha generado. A mi que me expliquen por qué la cultura tiene que ser libre y semi o casi totalmente gratuita –para los forajidos que se descargan todo por internet con el beneplácito del Gobierno ya lo es- y en cambio no lo han de ser el pan, la leche, el fontanero, los coches, los limones y el papel de estraza. Porque si lo que pretenden es ampliar esta guerrilla a toda la sociedad y a todos los campos económicos me parece bien, ¡arriba la economía de trueque!, pero si nos vamos a quedar en que por su valor formativo e ideológico sólo va a afectar –que es lo que parece- a lo que millones de malos o buenos creadores hacen con su esfuerzo conmigo que no cuenten. A mi pagar 20 euros por un Dylan me sigue pareciendo mucho más justo que el 99% de las compras que hago día a día y que ninguna guerrilla cultural o social pone en duda.