Flores y Flores

Ya se sabe cómo son los domingos, que te levantas sopa después de dormir más que entre semana, coges el periódico, le echas un vistazo rápido y pasa lo que pasa. Leí: Flores debe 8 millones a proveedores y empleados tras la salida del socio inglés. El derrumbe de una constructora histórica. Alarmado, llamé a Flores: oye, ¿qué me he enterado, que estáis hundidos? Respuesta, sorprendida: nosotros, qué va. No es que esté la cosa para tirar cohetes, pero trabajando mucho va saliendo la cosa. Ya me conoces: curro, curro y curro. Seguí: ¿tú tuviste un socio inglés? Contestación: tú estás tonto o qué, ya veo que has leído el periódico y te has liao. En efecto, me había liao, porque la noticia, en la letra más pequeña, hablaba de Conchita Flores y yo había pensado que hablaba de Construcciones Antonio Flores Carabante, que fueron los que me hicieron a mi la reforma hace mil añosy que son unos profesionales de chapeau, que les llamo para cualquier cosa y me atienden como los médicos de cabecera de antes. No es por hacerles publi, pero como a raíz de lo del otro Flores igual les perjudica, pues qué menos que destacar que no todos los que te hacen obras son unos desastres: a nosotros éstos nos dijeron que nos iban a cobrar x y nos cobraron x, nos dijeron que iban a terminar tal día y terminaron ese día. No dábamos crédito, acostumbrados como estamos todos a que lo que te dicen que en dos meses sean seis y que el presupuesto se vaya a tomar por saco. Pues a mi no me pasó, todo lo contrario. Y hablando del otro Flores, oigan: qué gente más rara todos, ¿no? Es que no me puedo creer que a alguien se la puedan meter de esa manera, como en las pelis de Tony Leblanc, me resulta inconcebible, aquí huele raro, no puede ser, ¿no? No sé, no sé, me da que hay más gente que no ha obrado bien.