Hastío

Hoy se disputa en Australia el Mundial de Ciclismo. Hay rumores de que no va a disputarlo Sid Vicious. No, en serio, como muchos de ustedes llevo viendo ciclistas y admirándolos desde que me salieron los dientes y cada año que pasa la sensación de hastío es más devoradora. Antes existía dopaje, a espuertas, tanto que si uno revisa la historia comprueba que han dado positivo prácticamente todos los nombres ilustres del pelotón sin excepción. Ahora no se sabe si esas espuertas son igual de gigantes y en cierta forma es cierto que las sanciones deportivas son más duras, pero el ciclismo tiene que hacer algo ya, sin mirar hacia otros deportes que, en comparación, son tratados de una manera mucho más permisiva. No se puede estar cada dos semanas leyendo que tal o cual corredor ha dado positivo y seguir como si tal cosa. Si cogemos los podios de los últimos 10 años de la Vuelta a España hay más sancionados que no sancionados. Es demoledor, una sensación de desprestigio que no hace sino incrementarse temporada a temporada. No se sabe en qué acabará el positivo de Contador, ni si será capaz de demostrar que se trató de una carne en mal estado. No se sabe, sólo sé que ya no basta con saber algo de ciclismo para disfrutarlo si no que hay que tener un Máster en medicina deportiva –y otro en solomillos- para tratar de aclararse en este marasmo. Los periodistas tienen –tenemos- mucha culpa, ya que la tendencia natural es la de proteger al ciclista paisano como si toda fuera una conspiración planetaria, amén de no cotejar toda la información disponible y esperar que todo se solucione por vía infusa. Por eso, me quito el sombrero ante Marga Fullana, que ha reconocido su dopaje antes de que se hiciera público y nos ha ahorrado la muy española práctica de echar balones fuera.