Planes

Me acabo de acordar de aquella histórica frase pronunciada por nuestro Consejero de Economía no hará dos años cuando aseguró que la “gran mayoría de los navarros no se va a ver afectada por la crisis”. Me acabo de acordar porque justo leo que hoy se va a estudiar en el Parlamento la nueva Ley de las Policías y dicha ley jamás hubiese sido siquiera planteada de no haber mediado la crisis en la que nos encontramos y seguramente a día de hoy estarían entrando aspirantes a policías forales o locales a espuertas en las academias. Ya, ya sé que es aburrido estar escuchando lo de la crisis día sí y día también, pero salgan a la calle y compruébenlo ustedes mismos, hagan el ejercicio de ir apuntado tiendas cerradas, por ejemplo. A lo que iba, Miranda, al que la otra tarde vi caminando delante del escolta al que su partido y el PSN quieren cambiar las condiciones laborales, no ha sido, ni mucho menos, peor que otros responsables políticos y económicos, absolutamente superados por la profundidad y alcance de lo que se nos vino encima y por completo incapaces de trasladar a la ciudadanía algo de optimismo y esperanza más allá de los caramelos de las subvenciones para cambiar una estufa o comprarse un buga nuevo con el que surcar los mares o mismamente plantarse en Allo en 20 minutos. Sin embargo, aporta una novedad: nos ha presentado un Plan para el 2030. O por ahí. A qué tiene salero la cosa, a que la tiene, que no sepamos nadar y ya nos hayamos comprado la piscina. Eso hacemos por aquí, mirar siempre al futuro. No se dice que no haya que hacerlo, pero de una manera menos rimbombante, menos excesiva, cuando toda la energía –absolutamente toda- debería estar puesta en el aquí y el ahora. La mejor manera de perderse el presente es hacer planes constantemente.