¿Nuevo?

Y a lo tonto ya estamos en noviembre, hay que joderse. No hace ni una siesta que andábamos por la playas y que nos enterábamos de que unos mineros chilenos que creíamos muertos estaban vivos y en un ti-ta ya han salido los mineros a la calle y hasta han estado en el Santiago Bernabéu y ahora huele a nieve y en esto dice Ion Erro que el año que viene se marcha para “no hacer de la política una profesión”. Umm, coño, para llevar casi 20 años, casi casi como sí que ha hecho de eso una profesión, ¿no? Calculando, una vida laboral son unos 40-45 años, así que 20 –bastantes de ellos viviendo, entre comillas, de la política- son la mitad o algo menos. No obstante, no está mal del todo como idea, seguro que debería de servir como ejemplo a seguir por muchos, con demasiados años ya en esto como aportar algo de frescura y novedad y sosiego visual a los ciudadanos. Es que se pega uno tantos y tantos años viendo las mismas caras y se acaba perdiendo ya la perspectiva de quién es ése que está delante y qué dice y para qué ha servido, sirve y servirá. Hace poco me crucé con Juan Cruz Allí y recuerdo verlo en la tele mientras me comía un Flash de Coca-Cola. Y hace por lo menos 25 años que no me como un Flash de ningún sabor. Los partidos políticos deberían tener eso en sus bases, la imposibilidad de que una misma persona obtuviese cargos de representación, yo qué sé, durante más de 10 ó 12 años. Y ya digo que no por una cuestión práctica, de capacidades, sino por mero sosiego para aquellos que les llevamos viendo desde que teníamos dientes de leche y les hemos contemplando deambular por toda clase de puestos y asuntos, en muchos casos sin nada que ver los unos con los otros. Pero nada, enseguida llega Navidad y Sanz nos deseará a todos otro feliz año nuevo. ¿Nuevo de qué?