Bárbara
El martes a la noche mientras íbamos por donde el Caballo Blanco me encontré con Marta, a la que no veía hace años, y me contó muchas cosas. Me contó que Bárbara va todas las tardes a la piscina y que cuando vuelve y le pregunta qué tal, Bárbara sonríe y le susurra, todos los días, todas las tardes: más bien… La noche estaba densa y tuve que mirar fuerte fuerte a San Cristóbal para que Marta no me notara nada. Su hermana pequeña Bárbara, cuando va a nadar y cuando vuelve y cuando siempre, sonríe. Bárbara es, fue y será la chica más preciosa de mi portal, del portal de al lado, de toda la calle y quienes la conocen saben que no exagero nada si digo que de toda la ciudad. Pero eso es lo de menos, porque la belleza de Bárbara siempre estuvo y está y estará en otra parte. Cuando yo vendía libros y periódicos en lugar de escribir en ellos y quería descansar los domingos y había que abrir sí o sí aquella tienda, las tres hermanas –Marta, Isabel y Bárbara- eran mi relevo: ganaban un dinero y yo sabía que todo estaba en buenas manos. Cuando le tocaba el turno a Bárbara, sin desmerecer a sus hermanas, tenía la completa certeza de que absolutamente todo iba a estar perfecto. Y así era. Luego un día Bárbara empezó a notarse rara hasta que la enfermedad con nombre de sindicato se instaló y una Bárbara se fue y llegó otra, tan inmensa que no puedes dejar de sentirte enano. La última vez que me la encontré nos tomamos juntos un café y me pidió perdón con la mirada porque el café se le derramaba de las manos cuando a mi lo que se me estaba derramando era el alma y la admiración, la que hoy te reitero aquí y a todas y todos los que como tú y vuestros entornos me dejáis sin las palabras que no me saldrían cuando nos veamos y que ya no te salen a ti pero que con tus ojos basta.
17 Comments:
Hermoso retorno. Gracias.
precioso.
Bárbara siempre será para nosotros un ángel, ¿verdad vecino?
Precioso, precioso.
Joder, Nagore. Te ha salido Cortázar.
Bárbaro, como él mismo hubiera dicho.
Siempre, vecino, siempre. Te leí a tí en su día, precioso. Gracias, me sirvió.
ander e iñaki: gracias, abrazo.
Qué bonito!!
Increíble columna.
Igual que te emocionaste cuando lo escribías, emocionas a los que te leémos.
Fuerza bárbara en tus palabras. Y fuerza, Bárbara.
¡No sé que adjetivo usar!
Tienes un don y lo sabes aprovechar.
Gracias!
‘Es fantástico estar reunidos aquí, desde el otro lado de la intimidad. He oído que algunos de vosotros habéis tenido problemas geográficos y financieros. Nos honráis al dejarnos tocar para vosotros esta noche’ (Leonard Cohen)
Gracias a todas-os, lo importante no es que lo escribamos, sino que lo sintamos. Y todas-os lo hacemos.
Aaaayyy...que dificil reconciliarse con la vida cuando eres amiga de Bárbara del cole, y estás vivienda un momento dulce, esperando un bebé...que lotería...
Efectivamente, ese don con el que has nacido lo sabes explotar bien. Magnífico leerte de nuevo!!
Un abrazo.
Esto es volver por la puerta grande. Chapó.
Gracias por volver, Jorge. Temía que te quedases con Bob y no volvieses a escribir columnas como ésta.
Grandes amistades de portal que ni el tiempo puede con ellas. Sobre todo las que son especiales, como parece ser esta.
Salud
Sublime.... Kepa...
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