23 septiembre 2011

Cinturones


Créanme si les digo que casi todo lo que sé sobre el ser humano –que es poco, afortunadamente para el ser humano- lo tenía aprendido más o menos a los 14 años –¡es broma, sé tan poco que me lo paso bomba!-. Pero si ustedes hubiesen pasado decenas de fines de semana y de Navidades vendiendo bolsos y paraguas y cinturones algo entenderían. Lo primero importante que aprendes –quizá lo más- es que no hay que juzgar a nadie por su aspecto pero tampoco al contrario. Me voy a dejar de filosofías de peseta. Esto aprendí: la señora mayor que te viene con el monedero de cremallera negro pequeño preguntando por un paraguas plegable ya ha visto antes con disimulo pero firmeza el precio y así no lo pregunta en voz alta como hace la señora de las pieles para poder decir qué caro y cuando la señora mayor te pregunta ¿es bueno? mirándote a los ojos en realidad te está preguntando si el bueno eres tú y le vas a decir la verdad y entonces no le dices que es bueno sino que crees que es bueno mientras que a la otra le dices que es el mejor y ella te dice que ya tiene tres en casa y sabes que es mentira puta y la señora mayor aparta la vista de ti, te cree y abre la cremallera y saca las monedas una a una pero con orgullo y te da el importe exacto y la ves irse contenta mientras que la otra saca un billete y pregunta si hay descuento y le dices que es mayo y así la ves irse enfadada o al menos insatisfecha porque no ha logrado presionar al pobre canelo enano qué se habrá creído la criatura si le estoy haciendo un favor comprando y deseas que se le abran las varillas en cuanto lo abra y le descojone ese litro laca de garrafón que lleva encima y te sientes malo pero bien. Tiene sus excepciones. En ambos bandos. Pero suele ser así. Bolsos. Paraguas. Cinturones. El universo entero.

10 Comments:

Blogger P said...

Darling: esto es lo que se conoce como piscicología de masas. También se practica en la cola de la pescadería, terrazas de bar, autobuses de transporte y demás. Pero por mucho que te empeñes, la realidad te sorprenderá a cada rato. Que descanses.

12:20 a. m.  
Blogger Koldo said...

.../... Y te sientes malo pero bien .../...
Eso me ha gustado... pero mucho.

12:57 a. m.  
Anonymous Soyamaiur said...

Y así llega el CI, y como los/las pamploneses estábamos hasta el gorro de que el dependiente, dueño o asalariado, nos trataran como apestados, nos vamos a que nos traten como a clientes que van a comprar, o no.

Tu columna la voy a enmarcar y cada vez que alguien de fuera me pregunte por qué en las tiendas de Pamplona te tratan como si fueras un enemigo se la enseño.

9:46 a. m.  
Blogger jorgenagore said...

¡Cómo te gustan los extremos, jaja! hay de todo, mujer, es una columna y las columnas ya sabes que tiran a veces de la exageración. El 90% de los clientes-as son gente estupenda y en el comercio-hostelería ese porcentaje es obvio que baja, pero también hay de todo. Tú vete al Corte Inglés, sobre todo a los libros. Igual si preguntas por un libro saben distinguirlo del extintor.
No desayunes tan fuerte, jeje. abrazo.

9:49 a. m.  
Anonymous Soyamaiur said...

Jeje. Café con leche y tostadas con mermelada casera.

Voy poco al CI básicamente porque voy poco de tiendas, no por ninguna otra razón. Y libros... ¡ay! libros.

Recuerdo aquellos tiempos en que mi salario me daba para gastar y compraba y compraba libros (en librerías). Ahora tengo pocos dineros, dos enanos que cuestan como gigantes y un carné maravilloso de la red de bibliotecas. Pero hoy voy a por el último de Gopegui que me regalaron uno de la Gaite que ya tenía.

Feliz día. Me retiro a mis obligaciones.

9:56 a. m.  
Blogger jorgenagore said...

jeje, la red de bibliotecas... para qué hablar.
¿Dos? Joder, vais como locas, jaja.
anímo que no queda ná.

9:58 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Hola Jorge. Hace mucho tiempo que no me entrometía en este espacio. Eso sí,te sigo con asiduidad. Unas mañanas te leo y me regocijo y otras, que lo sepas, me cabreo.También creo que así debe ser.

En la columna de hoy haces un análisis social de las señoras compradoras de bolsos en el que demuestras tu conocimiento de las personas. Pero esto no me demuestra nada nuevo Yo ya sabía que tú, como buen periodista deportivo conoces a las personas con sólo verles la patita. Lo que hoy me ha gustado de verdad es la tierna y cariñosa descripción que haces de la señora del monedero negro con cremallera. Me ha encantado.

10:18 a. m.  
Blogger jorgenagore said...

¡Pues entrométete más, para lo malo y para lo bueno! Gracias, se hace lo que se puede y va a días.

pd: los periodistas deportivos tenemos alguna virtud, no muchas, pero sí una clara: estamos locos.
Pero no conozco a las personas más que tú, en serio. Pero sí que he visto muchas de esas señoras con cremallera negra y alma blanca.

11:06 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

"Un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo cuando ha de ayudarle a levantarse"

Hay días, hoy uno de ellos, en que las descripciones que haces te dejan sin palabras.
Ha sido un placer leerte.

12:38 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

jajaaja lo has clavao Nagore. Yo trabajé en una tienda de bisutería de a 1,50€ el par de pendientes y las mujeres me preguntaban en serio si eran antialérgicos. Ahora vendo otras cosas y tengo claro que los que más pasta tienen suelen ser los más impertinentes, los que peor pagan y los que más te aprietan las tuercas...como decía mi madre...por algo la tienen.
Punset.

1:29 p. m.  

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