
“Personas afines a Nieves Ciprés registran un nuevo partido en Interior”. Ya me veo la mañana del 22 de mayo en el biombo de las papeletas con la misma cantidad de dudas que la primera vez que cogí una película porno en el videoclub. Menos mal que fui con mi mejor amigo. Salimos cada uno en una dirección. No lo he vuelto a ver. Su película debía ser mejor que la mía. El caso es que esas personas afines con los mismos fines que la sombra alargada declararon que su partido se fundamentaba en la ideología del “humanismo cristiano”, que al parecer es un humanismo diferente al del humanismo no cristiano pero similar al cristianismo con Cristo, que se contrapone al cristianismo sin Cristo, que tiene menos gastos de mantenimiento. Yo soy de Osasuna, eso lo tengo claro, porque desde pequeño me di cuenta de que hay que tener alguna clase de fe, por muy compleja que sea. Sin fe vas por la vida como deambulando, olisqueando las cunetas, sumando un día detrás de otro como una inacabable cuenta atrás de la que no se obtiene nada. Por eso está muy bien que los afines nos remarquen que ellos sí creen en algo y que son humanistas, un humanismo que no encontraron al parecer ni en UPN ni en el PPN, de donde salieron escopeteados en cuanto unos cuantos cristianos poco humanistas les hicieron el vacío vital. Es que ser humanista es agotador, no tiene más que inconvenientes, porque enseguida te juntas con unos cuantos humanistas más, se creen más humanos que tú, comienzan a darte de lado –por la propia naturaleza humana- y te acaban tratando como a un perro. Me alegro entonces de que ellos sí vayan encontrando su propio espacio en este inmenso cosmos a menudo tan banal en el que hace mucho tiempo que perdimos los guías y los faros. ¿Qué película habría cogido ese cabrón?