
‘Aftersun’
Bueno, vale de verano, ¿no? Venga, devuelvan las toallas, los Rolex, la vaca de Valtierra y a currar, joder, que esto es un aburrimiento. El verano es que es aburrido, digan lo que digan. Un año tocan incendios, otro gente que se despeña en el Mont Blanc, otro tormentas, pero primordialmente el verano consiste en matar el tiempo con cierta dignidad hasta que llega septiembre y poco más. Eso de que se descansa y tal es mentira, un bulo como otro cualquiera, una mentira piadosa para que la gente se crea que en realidad está cargando la pila y para que después piensen en las vacaciones durante 11 meses y trabajen como cerdos. Falso, eso de la pila. La pila no se carga, a lo sumo se mantiene. La pila nos la dan de pequeños y minuto que pasa minuto que se desgasta. Es como la recta final de los 400 metros, que parece que en los 100 finales sprintan más aunque lo que sucede es que unos pierden menos velocidad que otros. A nosotros nos pasa igual, nos da la sensación de que estamos a tope pero en realidad vamos como limacos, arrastrando los pies, y llega el verano y esa certeza de que nos vamos al carajo se frena durante unos días y cuando se vuelve a la rutina y alguien dice chica, he venido como nueva lo que en realidad quiere decir es qué ganas tenía de aburrirme de una manera organizada, por que lo que de verdad nos gusta es la rutina, enmohecernos en trabajos que no nos llenan, bajar al campo a ver partidos de fútbol nocivos, pagar la hipoteca para poder cagarnos en alguien y leer que otra vez quieren proponer a Zabaleta al Parlamento. Vamos, lo de toda la vida, que nada cambie, no vaya a ser que tengamos que ponernos a pensar qué coño estamos haciendo con nuestra vida. Es que el ocio es peligrosísimo. Bienvenidos, el último que cierre el Aftersun.